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Sábado

27 de noviembre


Estábamos en la comisaría. El oficial del caso, John Caler, nos atendió. Sentados en unas sillas como en las que habíamos estado anteriormente, nos preguntaba cautelosamente:

—¿Por qué creéis que es Liam?

Oliver sin dejarse ni el más mínimo detalle le explicó lo que horas antes me había contado incluido lo que hizo por la mañana. El agente, apuntaba detalles en una libreta diminuta mientras grababa la conversación con un aparato.

—¿Y por qué has ido a preguntar quién era la persona que compró esas flores? Te recuerdo que estás de baja.

—Si no lo hago yo, no lo vais a hacer vosotros. Además es mi hermano, haré todo lo que sea por él —me miró a mi—. Más bien, haremos.

—Vale. Ahora tranquilízate y mira la foto —le dio la imagen que imprimimos días antes—. Quiero que me digas si este chico, se parece a Liam.

Con los ojos abiertos haciendo que sus pestañas tocaran las cejas, observó la foto y la inspeccionó de arriba a abajo durante dos minutos antes de volver a hablar.

—Es él —dijo con la respiración agitada.

—¿Qué has reconocido de él? —el policía mantuvo la calma.

—Tiene el mismo cuerpo y se le llega a ver la punta de la nariz. Es igual a la suya.

—De acuerdo. Lo arrestaremos y le interrogaremos, a ver si podemos sacar algo de él. Pero no prometo que vaya a la cárcel porque no tenemos muchas pruebas físicas.

—Gracias —le dije, y nos levantamos para irnos. Oliver se retiró proyectando su fuerza en la silla e intentando hacer que cayera al suelo, pero sus reflejos fueron más hábiles y la sujetó.

—Cuando tengas noticias, avisa.

—Eso haré.

Secretos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora