30. La Feria a oscuras
Hayden miraba los árboles pasar cuando escuchó la voz de Aspen.
—Esto va a ser divertido —comentó Aspen.
—¿Qué divertido tiene esto?
Hayden giró su cabeza para ver la cara de aburrimiento y asco que tenía Caius. La pelinegra podía jurar que Caius odiaba la feria con todo su ser, todo en el gritaba: "prefiero morir antes de entrar en ese lugar".
—Caiuuusss —la voz dulce y ahora aterciopelada de Cleo (su hermana menor) llamó la completa atención de su hermano—, me prometiste no quejarte, debes cumplir—se puso frente a él para hacerle pucheros.
Lo sorprendente de aquello era que si le funcionaba a la chica de cabello blanco y ojos azules, porque Caius se doblegó en segundos—. Ajá, lo que tú digas —luego le dio un beso en la frente y la cogió de la mano para ir dentro de la feria.
Hayden y Aspen los siguieron de cerca en silencio, o eso hasta que la castaña le habló al oído a la pelinegra—. ¿Eso no te pareció extraño?
—¿Qué?
—Eso —señaló a los dos hermanos que caminaban de la mano como si fuesen pareja.
Se encogió de hombros—Normal, son hermanos.
—Que sean hermanos no significa que se deban coger de la mano o mirar de esa forma tan… íntima, no sé. ¿Crees que cometen insesto?
Hayden, con una ceja alzada, miró Aspen—. Creo que te arde la sangre cada vez que ves a una chica cerca de Caius.
—¡¿Qué?! ¡No! No insinues esas cosas.
—Ujumm —Hayden se rió suavemente—. Tu secreto está a salvo conmigo mujer, relájate.
—¡No hay ningún secreto, no seas paranoica!
La pelinegra, divertida, rodeo los ojos—. Sí, claro.
Después de eso, Aspen se siguió negando sin cesar, pero ya Hayden sabía la verdad y no había forma en la que Aspen podría mentirle, la conocía muy bien, tantos años de amistad servían de algo después de todo.
Pero eso no importa, lo que sí, es que los cuatro chicos se la pasaron muy bien en la feria, montándose en todos los juegos y compitiendo entre sí a ver quién lograba ganar más juegos.
Hayden, a pesar de que en un principio no quería ir, se la estaba pasando bien, solo se quejó un poco (demasiado, en realidad) del montón de gente que había, sentir sus cuerpos pegados a él de ella la incomodaba tanto y la ponía de mal humor.
En esos casos sus ojos servían de mucho, pues espantaba a la gente con tan solo mirarlos. Era su santo remedio.
En un momento, Cleo propuso ir a la montaña rusa; Aspen estuvo totalmente de acuerdo, a Hayden le daba igual si se subía o no, pero Caius se negó rotundamente, según él, era un juego sobrevalorado y tonto que la gente usaba para sentir algo de adrenalina, y que habían cosas mucho mejor para tener un sentimiento parecido o mejor a ese.
Pero con la inasistencia de Cleo no hubo manera de que no se montase en la montaña rusa, no le quedó de otra.
—A veces me caes tan mal Cleo —comentó él cuando la barra de seguridad se posicionaba frente a él, Cleo iba a su lado.
—Tú me amas, así que cállate y disfruta —dijo ella muy emocionada.
Al escuchar eso, Aspen se removió en su asiento y Hayden, que se encontraba junto a ella y detrás de los hermanos Ali, notó la incomodidad que la atacó.
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Reina y esclavos
FantasySi Hayden te dijera que puedes estar rodeadx de una raza sobrenatural y oscura, sin alma, que pueden acabarte de mil maneras posibles, o que pueden amarte de una manera que no encaja en su personalidad... ¿le creerías?. Ella no lo creyó en un princi...