31. Una noche de tormento

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31. Una noche de tormento

El cielo estaba nublado, seguramente se avecinaba una tormenta.

La brisa soplaba fuerte, agitando los árboles, las plantas y el cabello de Hayden. Estaba disfrutando el efecto de la brisa fría en su piel, era refrescante.

Con suma lentitud, Hayden abrió los ojos y fijó su vista en las flores que yacían sobre las tumbas de su familia. Su mente estaba un poco perdida, no estaba segura de cuánto tiempo llevaba en aquella posición, con las piernas pegadas al pecho y los brazos rodeando estás mismas, tampoco es que le importase mucho.

«Los extraño», dijo para sus adentro, no le veía el propósito de decirlo en voz alta.

Así pasó el rato hasta que algunas gotas empezaron a caer sobre su piel, indicando que ya llovería, así que decidió entrar a la casa.

Apenas llegó a la puerta se detuvo al ver la oscuridad de la casa; no es que le tuviera miedo a la oscuridad, sino que estaba sola y pronto llovería, y probablemente sonarían turnos, y a eso si que le tiene miedo.

Ridículo, ¿no? Siendo como es y quién es, temerle a los truenos sonaba patético, pero bueno, muchas personas le temen a cosas estúpidas: unos al agua otros a los gatos, y pues, Hayden a los truenos.

Así que no perdió tiempo y encendió algunas luces. También fue por una ensalada de frutas que había preparado anteriormente y de allí se fue a encerrar en su habitación. Se sentiría más segura allí, era su lugar seguro.

Se tiró en la cama apenas llegó y se echó encima su manta para mantenerse abrigada. Justo en ese momento, empezó a llover, y con eso, el primer trueno le arrebató un grito ahogado a la pelinegra.

Rápidamente buscó en su mesita de noche el celular nuevo que Axel le había regalado hace dos días. Buscó su contacto (le costó un poco encontrar la aplicación correcta, tenía mucho tiempo sin usar uno) y le marcó a Axel. No pasaron más de tres tonos cuando él ya había contestado.

—Dime, ¿estás bien?

—Ahm, sí… es solo qué —otro trueno estremeció los cielos, al igual que el cuerpo de Hayden—. ¿Tardarás mucho en llegar?

—No, ya terminé por hoy, estaba camino a tu casa.

—Mmm, vale. ¿Tardarás mucho en llegar?

—30 minutos, tal vez. ¿Segura que estás bien? Te oyes algo alterada.

—No, no, estoy bien —más truenos sonaron y Hayden tuvo que cerrar los ojos para tratar de controlarse—. Solo que me preocupa que vengas por la carretera y esté lloviendo muy fuerte, puede ser peligroso.

Hubo un momento de silencio por parte de Axel hasta que carraspeó y dijo—: Estaré allí lo más pronto posible.

—De acuerdo.

Con eso, Hayden colgó la llamada. Dejó el celular a un lado y se dispuso a comer su ensalada de frutas, o lo intentó, porque el cielo no dejaba de tronar con fuerza.

Así que para tratar de manejar su miedo irracional a los truenos, busco los audífonos y se los colocó. Eligió una canción al azar y se distrajo un poco.

Cold bones, yeah, that's my love

She hides away, like a ghost

Ooh, does she know that we bleed the same?

Ooh, don't wanna cry but I break that way.

Era una linda melodía, tranquila y serena.

Just come home

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