4. Tropiezo y un comienzo

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4. Tropiezo y un comienzo

El exterior… no era algo que le gustará a Hayden, nunca lo fue, siempre prefería estar en casa haciendo nada que salir al exterior para estar rodeada de personas y respirar el mismo iré que ellos. Era algo que no podía soportar, y en ese tiempo mucho menos teniendo en cuenta la situación emocional en la que estaba pero… ese día necesitaba salir y aclarar un poco la mente. No había puesto un pie fuera de esas cuatro paredes en casi siete meses y salir ahora era como algo nuevo.

Erguida pero con la vista fija en el suelo, así caminaba Hayden simplemente para no mirar a nadie con miedo en sus ojos solo por verla, y ahora más con el aspecto de fantasma que se cargaba. Llevaba rato caminando, no sabía cuánto, tampoco dónde estaba pero no le importaba, solo quería caminar sin rumbo alguno hasta que le dolieran los pies.

Esa caminata le había servido para pensar en lo que había hecho hace unas horas, en cómo le había quitado la vida a Puky y no sentía remordimiento alguno. De verdad que era una persona extraña, tal vez era una psicópata y no lo sabía. También le había servido para insultar y descargar ira contenida con algunas personas, se había tropezado con una chica y le derribó el café encima, y como si fuera poco, la insultó por su ineptitud, y no era a ella a quien le había caído el café caliente. También le gritó a un hombre que casi la atropella, aunque eso es culpa de ella misma por no mirar si viene un carro o no, pero, el hombre no tuvo el valor de refutar lo que ella le decía, por fin sus ojos le servían de algo.

Bueno, Hayden estaba caminando tranquilamente por la acera cuando dio un traspié y casi se cae, suerte que pudo mantener el equilibrio y no hacer el ridículo en la calle. Aquello había ocasionado que Hayden alzará la vista y mirara por un momento su entorno. Había personas yendo y viniendo, autos pasando y estacionados, tiendas y apartamentos, estaba en la ciudad, pero en la parte tranquila y menos ajetreada de ella. Se dio cuenta, que al otro lado de la calle, unas dos tiendas a la izquierda, estaba la tienda de comestibles, favorita de Bastián.

Hayden se quedó mirándola con un nudo en la garganta, recordar ese lugar… le afectaba pero en un buen sentido, ya que tenía muy buenos recuerdos de ese lugar y podría empezar a llorar si los recordaba y llevaba dos meses sin hacerlo, no quería decaer nuevamente. Pero eso no significa que no podría entrar, comprar algunos dulces, comerlos en casa y tal vez, solo tal vez, llorar un poco más.

Así que con determinación cruzó la calle y se detuvo frente a la tienda "Candyman". Respiro profundamente, tomó el pomo de la puerta y entró en ella, una campanita sonó al hacerlo y el olor a chocolate y caramelos inundó sus fosas nasales, le produjo cierta sensación de tranquilidad. Había tanta variedad de comestibles que no sabrías dónde empezar, pero Hayden sabía perfectamente cuales escoger, fue a la sección de comestibles sabor sandía, el favorito de Bastián. Tomó una bolsita y la empezó a llenarla, gomitas, caramelos, chupetas, de todo.

Cuando considero que tenía suficiente fue a la caja registradora y pago en efectivo, fue ridículo ya que solo llevaba consigo 4 dólares con 50 y en la bolsa había como 10 dólares en comestible, pero el cajero aceptó esos 4 dólares con 50 solo para que Hayden se fuera lo más pronto posible de allí y ella no se quejó de ello. Se dio la vuelta para irse y se puso a revisar el contenido, tomó uno y lo metió a su boca, el sabor a sandía le trajo un recuerdo fugaz en específico.

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Hayden de brazos cruzados, masticando una gomita de sandía observó cómo Bastián metía caramelos de distintas formas y tamaños en una bolsa, pero le parecía ridículo que eligiera todos del mismo sabor sandía—. ¿Sabes que existen distintos sabores?

—Pero ninguno que merezca estar en mi paladar—respondió sin quitarle los ojos de encima a los caramelos.

—Si no los pruebas no sabrás si te gustan.

Reina y esclavos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora