24. CAIUS

17 1 0
                                    

24. CAIUS

Caius, un chico de 20 años, de tez blanca con unos pequeños pero llamativos ojos azules, y con su característico cabello blanco.

A simple vista, un chico normal, guapo, probablemente marihuanero, relajado y con un estilo particular inclinado hacia el rock, pero sin dejar de ser elegante y el niño de mami y papi.

Por eso dicen que no debes juzgar a un libro por su portada, puesto que Caius, con su fachada de niño rico, ocultaba muchas cosas junto a su familia. Y no cosas típicas como la de robar cuentas en el extranjero, o hacer fraude electoral, no, las cosas que ocultaban eran más… siniestras.

Esa mañana de enero, Caius estaba fumando una nueva mercancía de su proveedor habitual mientras escuchaba 'bring me to life de Evanescence' en su habitación. Estaba viendo cómo caía la nieve a través de las gigantes ventanas que tenía su habitación mientras que el humo de su cigarro inundaba el lugar y llegaba a sus pulmones, drogandolo y aislandolo de los problemas en su mente

El sonido de su laptop hizo que dejara atrás su fijación hacia la nieve y girase hacia esta, la cual, marcaba las cinco de la tarde y una pequeña pantalla.

Caius, con lentitud extrema, fue hacia ella, evitando el cuerpo golpeado, apuñalado y ensangrentado de un hombre en medio del camino. Cuando llegó al escritorio, apoyó sus manos en él, su cigarrillo estaba entre sus dientes mientras él tomaba el Mouse para deslizar la flechita y así presionar la pequeña pantalla que aparecía. Una vez hecho aquello, la imagen se agrandó y Caius pudo observar a una chica, en medio de un salón con paredes de cemento, amarrada de las muñecas y tobillos como un animal, llorando y con la vista perdida.

Él, por su parte, inhaló el humo de su cigarro, sintiendo la marihuana entrar en su cuerpo, o lo que tuviera esa porquería.

—Dani, ¿cómo estás?

Debido a la conexión que había creado Caius, la chica pudo escuchar sus palabras, y al hacerlo, se alertó y asustó más de lo que ya estaba.

—¡Déjame ir, te lo ruego! —Exclamó ella, presa del pánico y mirando a Caius a través de la cámara, ella sabía que él la observaba por ahí.

—¿Cómo me pides eso Daniela? Si al pedirme que te suelte más me gustas y más quiero quedarme contigo… al menos por un tiempo hasta que decida cómo deshacerme de ti.

Ella lloró aún más, asustada, con miedo, temor—. Por favor —susurró—. Te lo ruego.

Sus palabras solo ocasionaron una gran sonrisa en Caius, quién se sacó el cigarro de la boca para morderse los labios.

—Esta noche iré, Dani. Prepárate.

—¡No, espe…!

Y Caius canceló la comunicación.

A ver, no mal interpreten a Caius, él no iba a hacerle ningún daño a la chica, al menos no físicamente, tal vez. A él le gustaba jugar mentalmente con su víctima, crear miedo, ya que era lo que más lo saciaba, no matar. O sea, tampoco es que nunca lo hubiese hecho, claro que sí, el cuerpo en su habitación lo confirmaba, pero era un hombre, con las chicas solía jugar de otra manera, y esta era creándoles trastornos, miedos o traumas mentales; eso era mucho más divertido que matar.

Y pues claro, esto provenía de ser un esclavo perteneciente a una cuerda de locos asesinos llamado 'raza'. Pero ya no era un esclavo, y no lo volvería a ser. Así que según él, era libre y podía hacer lo que quisiera y estar con quién quisiera.

Pero, volviendo a lo que hacía Caius en ese momento, se había dispuesto a alejarse de la laptop, pero algo llamó su atención en ella.

Al haberse salido de la conexión con Daniela, la chica que tenía secuestrada, aparecían otras conexiones que tenía, y entre una de ellas, estaba la conexión de la casa se Hayden Nadeau, la única amiga que podía llegar a comprenderlo es esa vida y a quien ahora consideraba una hermana después de haber querido matarla por ser una mestiza.

Reina y esclavos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora