Capítulo 4

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3 años después...

Desde ese espantoso día su vida en Hogwarts era todo un desastre, y todo gracias a una persona. Sirius Black se encargaba siempre de hacerle una serie de bromas pesadas por semana. El chico tenía una muy estúpida razón para hacerlo, y es que Bella sin saberlo, le había dañado el orgullo aquella vez en primer año al defender a su amigo. Pero no acabó ahí, resultó ser que por un problema que Black tuvo con su familia lo echaron de su casa y los padres de James y ella adoptaron al chico como su nuevo hijo.Y allí comenzó el verdadero sufrimiento de ella pues frente a sus padres Black se portaba con ella como todo un caballero, sin embargo cuando los señores Potter daban la espalda Sirius volvía a ser el mismo demonio que siempre la molestó.

Como  James le prometió, se disculpó con Severus, pero no sirvió de nada pues él y sus amigos seguían burlándose del chico, llamándolo quejicus y haciéndole la vida imposible. En varias ocasiones Bella amenazó con no dirigirle nunca más la palabra, pero Severus y Lily hicieron entrar en razón a la chica, pues no podría pelearse de James eternamente porque era su hermano.

El joven Potter por otro lado, intentaba conseguir el cariño de su querida pelirroja, pero ella no le hacía caso porque mientras él siguiése molestando a su amigo, ella no miraría ni a su retrato. Sin embargo con sus amigos todo iba bien, en tercer año habían creado un grupo que los hizo más unidos, toda la escuela los conocía, se llamaban así mismos “Los merodeadores”. Y crearon un mapa que guardaba en su interior los pasadizos secretos que conectan a Hogwarts con la casa de los gritos y con Hogsmeid ,los chicos lo nombraron “El mapa del merodeador” sólo ellos podían abrir el mapa pero si este caía en las manos equivocadas sabrían al instante que les pertenecía a ellos, ya que una sarta de insultos era lo que le esperaba al que se atreviese a abrir dicho tesoro, pues habían firmado con sus apodos, James era cornamenta, Sirius canuto, Remus lunático y Peter colagusano. A todos en la escuela les llamaba la atención los raros apodos, pero nadie preguntaba, porque sabían que aquellos chicos estaban completamente locos. James no le contó jamás a Bella sobre la historia que se escondía tras sus apodos, ni el por qué desaparecían los cuatro una vez al mes, pero eso a ella no le importaba, era feliz con que su hermano tuviese buenas amistades, aunque una de ellas fuese el tonto de Black.

-¿Qué haces ratón de biblioteca?

La voz del insufrible Sirius Black sacó a Bella de su lectura de sirenas. Busco la desagradable figura del chico pero no lo encontró a su alrededor, decidida a ignorarlo continuó con su lectura. Este enfadado por la falta de atención por parte de la adolescente, le lanzó un pequeño pedacito de la rama del árbol en que estaba sentado. Bella miró hacia arriba y vio la sonrisita burlona de la persona que más odiaba en la vida.

- ¡Si no te importa idiota, estoy tratando de leer!

-Lo sé ratón de biblioteca.

Se dirigió a ella con el mote que le había puesto en 2do año al  verla dirigirse cada tarde a la biblioteca, lo seguía haciendo para molestarla, sabía perfectamente que ella odiaba que la llamara así.

-¿Es demasiado pedir, que por una vez en tu...
Se detuvo intentando encontrar la forma de cómo insultarlo sin rebajarse a la altura del insoportable chico. A Sirius Black le hizo mucha más gracia que la joven buscase un insulto que no fuese tan insultante como para perder su fineza y elegancia en el acto-...maldita vida me dejes en paz?

-Es mucho pedir.

Dijo con tranquilidad, se bajó del árbol y sin darle tiempo a Bella la cargó por las piernas y se la echó al hombro como un costal de papas. Ella pataleaba y gritaba que la soltara, y eso hizo, pero no en el suelo como una persona normal haría, no, en cambio la tiró al helado lago que tenían cerca y dio media vuelta para irse.

Reencarné en una sirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora