4. Castigados

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🧡Mini maratón 1/2🧡

Hazzell

— No puedo creer que vayas a participar junto con ese idiota — le digo a Kian, molesta.

— No solo él, Rhett también. Nosotros tres concursaremos — me explica.

— ¿Rhett? Ay, no. Tienes una muy mala suerte, Kian — suspiro —. Draven y Rhett son un par de serpientes venenosas, ten cuidado con ellos — le advierto.

— Descuida, lo tendré — me toca la punta de la nariz con su dedo índice.

— ¿Por qué haces eso? No soy un gato.

Él sonríe.

— Sé que no lo eres, pero eres tan adorable como uno.

Sus ojos color ámbar son aún más hermosos a la luz del sol, tiene algunas pecas en las mejillas, su nariz es larga y estrecha hasta la punta, donde se eleva y le da ese aspecto respingón. Su cabello negro azabache contrasta con su piel clara, sus brazos son fuertes por entrenar a veces conmigo en el gimnasio.

Kian nunca se sintió atraído por la vida fit o de gym, prefería comer y ser feliz, no complicarse la vida solo para estar en forma. Sin embargo, como él vio que pasaba la mayoría de mi tiempo entrenando en el gimnasio, adoptó la costumbre de hacer algunos ejercicios para hacerme compañía. Luego, poco a poco fue aumentando el ritmo de los ejercicios, hasta que llegó a un equilibro.

— Ahora iras con menos frecuencia al gimnasio, ¿verdad?

— Sí, debo prepararme para la competencia.

— Seguro obtienes el primer lugar.

— El primer lugar lo disputan Draven y Nick.

Había olvidado que ellos competirán con el segundo mejor instituto de New York.

— He oído hablar de él, dicen que es un genio.

— No tanto como Draven, pero sí.

— Draven no es un genio — rebato.

— Es el mejor estudiante que tiene nuestro instituto — contraataca.

— Tiene dinero, seguro compró sus calificaciones.

— No, Hazzell, Draven es un genio.

— Detesto cuando lo adulas — me cruzo de brazos.

— Decir la verdad no es adulación.

— ¿No?

— No.

— Quizá, pero lo parece.

— Ven acá, señora enojona — me jala hacia él y me abraza.

— ¿Quién dice que me enojo fácilmente? — hago un puchero.

— Hazzell, cada vez que lo mencionas es como si fueras a explotar de rabia.

— Es que no lo soporto.

— A decir verdad, es raro que alguien lo haga con ese carácter que se carga.

— Ya no quiero seguir hablando de él, Kian.

— Tampoco yo, no es un tema de conversación agradable.

— Estoy cansada — me acomodo en su pecho y cierro los ojos —. No quiero ir al gimnasio, lo único que quiero es dormir.

— Perderte un día no te hará daño y lo sabes.

— Zion quiere que sea la mejor boxeadora del Black Crow.

— No puedes serlo — dice de repente.

— Si puedo, no me subestimes, Kian — le aseguro, indignada.

Ramé © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora