one shots descendientes

96. Mevie

LA RECONCILIACIÓN

LA BODA DE EL menor de los cuatro era todo un éxito,  Carlos y Jane habían pedido que su boda no fuera TAN exótica si no mas bien algo clásico,  Audrey se había encargado de decorar todo junto a Uma y Harry, Evie habia diseñado los vestidos y trajes de todos, bueno, de casi todos, porque los ya divorciados reyes de Auradon se negaron a eso y compraron sus propios vestidos. 

El hada madrina creía que tal vez, Mal y Evie podrían pasar un minuto en paz y pretender que nada había pasado, por eso tanto ellas dos como Jay estaban en la misma mesa. Aunque Jay se la pasaba de mesa en mesa bromeando con Harry y Gil, dejando a las chicas bastante solas.

—¿Es de Ben?— Preguntó Mal, Evie revoleó sus ojos, habia sido acusada de miles de cosas durante la ruptura y anunciar su embarazo meses después fue la peor decisión de su vida.

—No. Tengo códigos,  ¿Sabias? Y jamás creí que una persona como tu le creería a la prensa.

—No es sólo la prensa, Ben y tú jamás han dicho lo contrario y ademas todo el mundo dice que los han visto mucho tiempo juntos.

—Tal vez sea porque soy la consejera real, ¿No Pensaste en eso?.

"O porque fui a pegarle y recibí el mismo golpe pero no de el." Pensó Evie.

—No te creo una mierda, eras mi mejor amiga.

—No necesito que lo hagas, me las he arreglado muy bien sola.— Suspiró, tenían veintitrés años, debía hacerse la madura. —Voy al baño.

Mal asintió aunque realmente le importaba bastante poco, hasta que el tiempo comenzó a pasar y si bien estaba enojada no era idiota y en el fondo muy en el fondo aun la quería lo suficiente para saber que algo no andaba bien.

Se levantó de la mesa y corrió al baño, abrió la puerta uno por uno hasta encontrarla abrazando su vientre.

—Nos vamos, ahora.

—¿Que?.

Mal no iba a repetir su orden, la cargo y la llevo afuera del salón, la subió a la limusina y de ahí directo al castillo.

El viaje fue un silencio incómodo constante, al llegar Mal la dejo en su cama, la que solía compartir con Ben antes de la ruptura.

—Llamare a Adam y a Bella para que nos ayuden.

—¡No!— Gritó, Mal la miró confundida. —No tengo tiempo para explicarte pero por favor no los llames.

—Mills, no se hacer esto sola.

—Se que lo harás bien, Mal. Confío en ti.

[...]

El pequeño bebe descansaba en su cuna, Ben, Carlos, Jane y Jay estaban junto a la princesa, sin embargo Mal no estaba allí intentaba entender porque había tantos secretos sobre ese embarazo, y porque ese bebe era tan rubio.

—¿Podemos hablar?— Preguntó entrando a la habitación, los chicos se fueron. —Es de chad, ¿Verdad?.

—El día que Ben y tu se separaron fue el día más feliz y más feo de mi vida.