4. Besame si te atreves

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– Siempre es lo mismo, farfulla Betty-Sue. ¡Maldito concurso de pesca! Voy a amañarles sus anzuelos... ¿Me escuchas, Liv?
– ¿Hmm…?

– Los hombres son unos cobardes... Ensañarse con una criatura, por más pequeña que ésta sea, es asqueroso. ¡Y además, sólo es para divertirse! ¡Con peces! ¿Has visto seres más inocentes que ellos?

Está a punto de imitar a Nemo para que vea a lo que se refiere. Mi abuela lleva una hora repitiendo lo mismo. Cada año, a mediados de abril, el Key West Fishing Tournament reúne a los pescadores amateurs o renombrados de la ciudad. Éstos exponen sus más bellas presas y los más afortunados ganan premios totalmente inútiles. Los peces multicolor en mal estado a veces son liberados en el agua y a veces no. Y en ambos casos, Betty-Sue no esconde su enojo - palabra extremadamente educada a comparación de las que salen de su boca.

Sentada en la vieja mesa de madera cuya pintura amarilla se cae, me tomo mi tercera taza de café e intento concentrarme en mis notas de derecho inmobiliario. Esto no es fácil cuando el tornado « Green Peace » arrasa con todo en la casa. Sobre la mesa, dos gatos están acurrucados detrás de mi computadora, mientras que Lulu, el gran perro blanco con ojos azules, se durmió sobre mis pies.

Paso al capítulo siguiente, Betty-Sue continúa con sus idas y venidas en su vestido naranja fosforescente, preparando su plan de acción:

– ¡Iré a la zona de pesca y haré un alboroto terrible para que todos los peces huyan!
Marca una pausa. Corta. Demasiado corta.

– Vaya, ¿recuerdas que tu padre viene a cenar esta noche? Intentaré convencerlo de quedarse. Por siempre.

Le sonrío a mi abuela, perfectamente consciente de su plan maquiavélico. Desde que llegué a su casa, decretó que su próxima misión consistiría en liberar a mi padre de las garras de Sienna Lombardi. Como si él fuera su víctima.

– ¡Lo está drogando! vuelve a comenzar ella. ¡No le veo otra explicación!

– Es complicado. Hoy en día parecen odiarse, pero papá realmente la amó.

– ¿Cuándo?

– Muy al principio.
Su mueca escéptica me hace reír.

– Probablemente quiere hacer las cosas con dulzura, tenemos que respetar su...

– ¿Con dulzura? ¿Te parece muy dulce, ella ?

– No, suspiro pensando en nuestros últimos encuentros. ¡Pero papá no está secuestrado, hasta donde yo sé! Aunque...

– Aun así, no tiene lógica, murmura mi abuela tomando su bolso de mimbre.

– ¿Cómo?

– El hecho de que él siga allí, aun cuando ya no se aman. Y que tú estés aquí, mientras...

– Ya sé... digo bajando la mirada.
… mientras que estoy perdidamente enamorada de Tristan.

La puerta se cierra detrás de ella, dejándome contemplar plenamente el silencio que me rodea. Y la falta de él que me asfixia. Contrariada, cierro mi computadora y tomo mi teléfono. Su último mensaje es de hace dos días. Al recibirlo, creí morir de alegría, de emoción, de alivio.

Pero al leerlo...

[Mensaje de Harry: te manda « mucho caliño », te extraña, y Alfred también.]

No le respondí, sin saber cómo interpretarlo. ¿Un simple pretexto para conversar o una verdadera respuesta esperada por Harry? ¿Prueba de que también el hermano mayor me extraña o, que al contrario, sobrevive perfectamente sin mí?

Lo único que sé, es que mi corazón se acelera demasiado cada vez que el nombre « Tristan » aparece en mi pantalla. Y que se estruja dolorosamente cuando su tono es frío, distante.

El plan que había imaginado con esmero junto con Bonnie hace tres semanas parecía simple. Dejar la villa, nuestra pared compartida, alejarme para que no tuviera otra opción más que regresar. Para que se diera cuenta de la fuerza de nuestro vínculo.

Todavía creo en eso...
Tonto (adj.) Dicho de una persona: Falta o escasa de entendimiento o de razón.


***


– ¿Pintarme el cabello? ¿Quieres que toda mi familia me desconozca?
Fergus corre hacia la cocina para escapar de mí, con sus manos protegiendo su melena roja.

– ¡Bueno, entonces sólo un mechón! le propongo alcanzándolo en la alacena.

– ¡Liv, si te importa nuestra amistad, deja esas tijeras!
Lo obedezco riendo, tomo una barra de cereal y le ofrezco la mitad.

– Bueno, imagino que si te visto de cuero de los pies a la cabeza, será suficiente.

– Soy transparente, Liv, nadie me notará.

– Deja de decir eso, digo dándole un beso. Yo te noto.

– Ya sé... ¡Es justo por eso que acepto seguirte en todos tus planes dementes!

– ¡A las personas les encanta disfrazarse!

– Yo no soy como todas las personas.

– No, eso es cierto. Tú eres muy superior.

– Sigue así y puede ser que te deje raparme... sonríe saliendo del armario.

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