Hija de papá Pt. 2

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– ¡Apenas acabamos de empezar, encontraremos algo!- le digo a mis dos comparsas sonriendo de manera forzada.

– Claro, estoy seguro de que no les gustan los pelirrojos,- suspira Fergus removiendo la espuma de su cerveza sin alcohol.

– Ni los negros,- agrega Bonnie mordiendo su muffin.– Sobre todo los que tienen curvas.

– Eso es, y los denunciaron con el FBI que está en camino para arrestarlos,- río suavemente frente a sus caras de decepción.

– No es chistoso,- responde el pelirrojo.– ¡Me rindo por hoy!

– ¡No! ¡No digas eso! ¡Somos un equipo!- gruño sacudiéndolo.

Frente a mí, los dos traidores de mis amigos brindan por su fracaso filosofando.

– « Siempre deja para mañana lo que podrías hacer hoy »,- me dice la traidora con la boca medio llena y una sonrisa en los labios.

– ¡Necesito un trabajo! ¡De inmediato!

– Sabes bien qué puerta tocar,- murmura volviendo a ponerse los lentes.– Bueno, ¿y si mejor vamos a nadar?

– Yo no puedo, tengo que...

– ¡Encontrar un trabajo, ya sabemos- me interrumpe Fergus levantándose de la mesa.– ¡Liv, tu padre espera que trabajes para él!

Y la hija de papá está de regreso...

– Ser independiente tiene cosas buenas, ¡pero también tiene sus límites!- me consuela Bonnie terminándose mi soda.– ¡Te pagarán bien, te tratarán bien y aprenderás muchas cosas!

– Y seré la hija bien portada que hace todo lo que se espera de ella, replico con una voz ácida.

– Sí, bueno de hecho no todo,- se burla la castaña haciendo temblar su afro.– Sólo si no mencionamos las groserías y berrinches...

– ¿Yo?- pregunto con ironía evitando sonreír.– ¡No es cierto, soy un ángel!

– Basta con conocerte dos minutos y medio para comprender que nunca dejas nada por la paz, Liv. Que siempre quieres tener la última palabra. Que eres solitaria, fantasiosa, pero también y sobre todo apasionada, testaruda,- se deja llevar Fergus el intelectual que adora escucharse hablar.– Detrás de tu actitud de niña inocente, escondes una mente decidida y con mucho impulso. No tienes miedo de nada. Es tu naturaleza. Sabes, al principio nos costó trabajo, pero aprendimos a aceptarte tal y como eres,- se burla el irlandés antes de darme un beso en la mejilla. ¿Me equivoco?

– Sí, al menos en un punto. Muero de miedo cada vez que Bonnie está al volante con esas cosas en los pies...

– ¡Liv! ¡Lana! ¡Escóndete!- exclama esta última aplacándome brutalmente detrás de una palmera.

Lana. Una de las últimas conquista de Tristan. Una enésima historia que terminó mal. La chica muerta de amor que es mandada al diablo de una día al otro por un imbécil con corazón duro como la piedra.

– Ah… tu hermanastro...- ríe mi mejor amigo con una actitud golosa.

– Bonnie, no vayas a…

– No, no haré nada, tranquila. ¡La lista de espera es demasiado larga!

Un buen resumen de la vida sentimental de Tristan…

Idiota.

Mis dos cómplices se marchan, hacia la playa, y el trayecto hasta la agencia inmobiliaria de mi padre se anuncia interminable. El sol golpea el asfalto, intento encontrar un poco de sombra mientras que la parada del autobús se llena de diferentes rostros. Le echo un vistazo a mis vecinos - un hombre en silla de ruedas, una anciana sin aliento y una madre harta de sus tres pequeños insoportables - y me doy cuenta de que francamente no tengo de qué quejarme.

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