━ ❛ 09 ❜

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Nuvia soltó un suspiro agotado. Frustrada, se sintió al borde de las lágrimas de nuevo, ahora además de que su mejor amiga iba a morir, la había molestado en su punto más sensible, y conocía a la Mexicana lo suficiente para saber que era una testaruda para disculpar a otros.

— Millaray. — Escuchó la voz de Samantha, y miró sobre su hombro a la chica, quien apretaba ligeramente la mandíbula, al punto de que algunos músculos de su cuello se notaban. — Esto es difícil para las dos, lo sé, pero por más que tengas razón... A veces hay que tragarse las palabras para que cosas así no pasen. Luego te vas a arrepentir de esta pelea tonta, así que... Cuando te calmes un poco, pueden hablar, ¿Te parece? —

La alfa asintió sin más, volviendo a fijar la vista en la mesa.

Por su parte, Samantha respiró agitada varias veces intentando calmar a su loba, quien estaba enojada por una razón que le parecía absurda, puesto que no era nadie para enojarse porque la pequeña omega se había sentido mal con unas palabras bruscas de la cruda realidad.

Se sentía mal porque la habían lastimado, y no sabía si estaba bien.

Entró al cuarto de la rubia, la encontró sentada en el sillón de la ventana de la habitación, mirando al cielo del exterior. Sus ojos se veían aún más claros de lo que ya eran y se notaban rodar las lágrimas por sus mejillas. No pudo evitar quedarse unos segundos completos en la puerta, admirándola, con la boca entreabierta y una extraña sensación en su corazón que no sabía definir si era buena o mala, la vio mover sus labios en silencio, hablando hacia el distante infinito de aquel cielo.

Hasta que por fin pudo avanzar lentamente con algo de... ¿Miedo? estaba más cercano a ser timidez, pero aún así no entendía el por qué de aquella sensación, nunca ninguna persona la había hecho sentir así, menos una paciente.

— Abril. — Posó su mano con suavidad sobre su hombro, y esta se giró ligeramente para verla, sabiendo que lucía penosa, no le importaba en realidad, le miró luciendo tan penosa como sabía que era.

Samantha relamió sus labios con nervios.

— No dejes que lo que dijo te afecte mucho... Solo hará que empeores, las emociones negativas te afectan y mueres un poco más. —

— Samantha... ¿Y si me ahorro todo esto? —

Ella frunció el ceño, ladeando la cabeza. Abril le hizo espacio en el sillón, y se sentó en este, apoyando un costado en la ventana.

— Si voy a morir igual... ¿Por qué no me mato y ya? — preguntó. — ¿Tienes remedios para que pueda hacer eso? —

Rivera negó.

— No puedo permitirlo. — dijo. — No te los daré y tampoco voy a dejarte hacerlo. — Su tono fue contundente. 

— ¿Vas a dejarme sufrir días entonces? — Alzó las cejas mínimamente, lució como un cachorro herido y a Samantha eso le dolió en lo más profundo de su pecho.

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐃𝐀𝐘𝐒. ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora