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— Samantha, déjame vivir hasta el final. — pidió. — No me duermas, por favor. —

— ¿Estás segura de eso, Abril? —

— No me preguntes eso... Sólo no lo hagas. —

— De acuerdo, pequeña. — Dijo samantha, apoyando el mentón en el hombro de la rubia, dejando mimos en su espalda. 

Permanecieron en silencio unos minutos, hasta que Abril se apartó ligeramente para tomar las mejillas de la chica, acercando sus rostros para frotar sus narices de nuevo. 

— Quizás este puede ser nuestro beso, Samantha... — murmuró. 

Rivera se ruborizó de forma violenta, y la mexicana sintió en calor de sus pómulos en las palmas de sus manos. 

— Y después dices que yo soy la linda, Abril... — murmuró por lo bajo. — Quédate aquí un momento, y yo llamaré a Nuvia. ¿Sí, pequeña? —

Abril asintió, se separó de ella con lentitud y la dejó ir hasta su bolso, pero sin dejar de mirarla.

Se sentía rara, porque en ese momento veía a Samantha del mismo modo en que veía a su peluche favorito de la infancia, aquel que la protegía de la oscuridad y de los monstruos, que era suave y se preocupaba por su bienestar, la escuchaba y dejaba mimar. 

Y tenía esa misma dependencia extraña de su infancia, pero se sentía ridículo que fuera una adulta con tal actitud, y más con quien debería ser su enfermera; nada más que eso. 

Se avergonzó un poco.

Samantha regresó y notó los ojitos de cachorro perdido de la rubia; se sentó a su lado, tomó la nuca de la omega y la acomodó sobre su hombro. Abril no se opuso y se quedó a gusto mientras la beta dejaba caricias en su cabello.

Buscó el número de Millaray entre sus contactos y marcó, luego de un par de segundos, la alfa atendió al llamado con la voz ronca y somnolienta. 

— ¿Samantha? ¿Pasó algo? ¿Y Abril? —

— Abril está conmigo, tranquila, está bien, sigue aquí... — la de cabellos violáceos suspiró con alivio. — También vinieron sus padres y... Son una completa molestia para ella. No puede ponerse en tensiones y, ya sabes... No podemos echarlos, ninguna de las dos. ¿Podrías venir? —

— Oh... Samantha, por supuesto que sí. Sólo debo arreglarme un poco y estaré allí, recién despierto. ¿Abril necesita algo? —

La omega negó, escuchando la conversación.

— No, nada en especial, Nuv... —

— ¿Y tú, Samantha? ¿Necesitas algo? —

La beta debía admitir que le daba cierto repelús cuando Nuvia hacía ese tipo de comentarios, le hacían pensar que la chica tendría algún superpoder el inframundo.

— No, estoy muy bien. — respondió, mientras la mexicana se abrazaba a su brazo con firmeza. — Gracias por preguntar. — 

— No hay de qué, iré en unos minutos, nos vemos. —

Cortó la llamada y se quedó viendo el nombre de la alfa en la pantalla un momento.

— Abril, perdón si te ofende o algo... Nuvia, me parece un poco rara. —

Abril rió un poco. 

— Sí, es algo rara, es diferente. Su familia está llena de médiums, según lo que me contó. Brujos para los demás, y chamanes si hablamos de la antigua era. Saben de leyendas y son muy creyentes, hacen cosas raras como curar a la gente con elementos de la naturaleza; remedios caseros, bebidas, o hasta hierbas raras de las que llevas en el cuello y debes olerlas todo el día para calmar tus males... Y, bueno, sí es algo raro para los demás, pero ella es muy buena y especial. La quiero mucho, es la mejor persona que podría haber conocido... —

Sammy sonrió con ternura, notó que Abril también lo hacía. 

— Ella es mi mejor amiga, la mejor en todo el mundo. —

— No lo dudo, Abi. ¿Quieres que te deje un rato con ella cuando llegue? veré qué hacen tus padres, parece que están cocinando. —

— Debo admitir que mi madre puede ser detestable, pero su comida es muy buena... Quizás los deje quedarse hasta el almuerzo, sólo por eso. —

— Como tú quieras, pequeña. — tomó su mano, dejando caricias. — Algunos padres sí son una mierda, Abril, pero de todas maneras siguen siendo tus padres, y si están aquí, es porque les importas y quieren verte, al menos un rato. —

— Ellos me lastiman, y me hicieron sentirme como la mierda durante años... Y ahora sólo quieren pelear más porque no tengo un alfa para protegerme. —

La otra asintió.

— Bien, sí, es un asco, pero a lo que quiero llegar es... Que debes ser mejor que ellos, saber perdonarlos, mantener tu postura y respeto. Si quieren pasar el rato contigo, bien, pero si te dicen algo que te lastima, puedes decirle que no te gusta eso... Si no funciona, los ignoras y no les hablas más que para pedirles que se vayan de tu casa. Este es tu hogar, tus reglas, y tu vida, ya no dependes de ellos. Eres libre. . . Se han pasado, Abril, mucho, y en eso tienes razón; siempre que se pasen, siempre que te lastimen así, estaré yo para rescatarte y traerte a este lugar seguro. ¿Te parece? —

La omega terminó asintiendo, asumiendo con mucho cansancio mental que tendría que soportar a sus padres de nuevo.

El timbre de la puerta sonó. Sabiendo que era Nuvia, Samantha fue con ella para decirle que se quedara con la rubia un rato, mientras ella ayudaba a los señores Garza a terminar de cocinar y poner la mesa.


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¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐃𝐀𝐘𝐒. ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora