━ ❛ 12 ❜

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''Omega, omega, omega. Ve con la omega. Omega, omega.''

— ¿Puedes callarte? —

Samantha estaba por arrancarse el cabello de lo molesta que se encontraba por soportar a su loba, la cual se notaba que estaba muy estúpida.

''Ve con la omega.''

— No, tengo que estudiar. — Volvió la vista a sus apuntes, los que estaban junto a los libros, mapas conceptuales, dibujos que había hecho de anatomía, y junto con la hoja donde llevaba escrito el apunte del resumen del mapa conceptual. — Ah... Quiero morir. —

''Omega.''

— Y también tengo que aguantarte. — Suspiró de forma pesada, volviendo la vista hacia su hoja, hablando aún en voz alta mientras escribía para callar un poco a su loba, estaba ignorándola con todas sus fuerzas. — ... Tránsito iónico es a favor de su gradiente electroquímico... Equilibrar el número de omega... ¿Omega? —

''Omega, omega, omega.''

— Maldito perro de la verga. — cubrió sus ojos y tuvo que contener las ganas de llorar por haber nacido con una loba con tanto déficit de atención. — Cómo jodes con tu omega. —

''Nuestra omega.'' 

— Eres una babosa, no tenemos omega, eres beta. — dijo, con una risa. — Y solías ser callada, ¿Que chingados tienes ahora? ¿Pulgas? —

Escuchó a su loba gruñir, y luego volvió a repetir que quería a la omega. 

— Bien, vamos con la omega. — masculló, sabiendo que no la iba a dejar tranquila.

Fue hacia el cuarto de Abril, encontrándose a la rubia hecha una bolita en la cama, desde lejos la notó temblar. Se acercó con suavidad y vio su rostro, su ceño fruncido, sus mejillas muy rojas con rastros de lágrimas, su respiración era acelerada y se veía su dolor. 

— ¿Abril? — murmuró suavemente, no sabía si estaba dormida y tenía una pesadilla o si estaba despierta y sufriendo. 

— S-samantha. — entreabrió los ojos. — ¿Estás?... —

— Claro que estoy, estoy aquí. — Se sentó a su lado, colocando una mano sobre su mejilla. — Abril, te dije que me llamaras si te sentías mal. —

— N-no quería molestarte... —

— Abril, este es mi trabajo, por favor. — habló, con algo de burla. — Vamos, dime, ¿Que tienes? háblame. —

— A-arde mucho... Duele, quema... — lloriqueó, unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. 

— Ya, ya, pequeña, tranquila. — Buscó con la mirada hasta dar con el frasco de ungüento sobre la mesa de luz. — Va a pasar, ya va a pasar, anda, siéntate un momento, ¿Si, Abril? por favor. —

Samantha se apartó para tomar el frasco, Abril se enderezó con algo de dolor, todo su cuerpo se sentía tensado y su marca nunca había dolido tanto como en ese momento, dentro de ella, pedía que algo la salvara. 

La beta tuvo que meterse dentro del nido y prácticamente sentarse sobre Abril, rompió un poco el cuello de la remera de la chica para que la marca quedara a la vista y la tela no corriera el ungüento. 

Su ceño se frunció un poco al notar que la marca había oscurecido mucho más, y a penas era el segundo día.

Sin pensarlo demasiado, colocó la crema de forma generosa. Vio el ceño de Abril relajarse cuando el frío de éste alivió su dolor, y pudo respirar mejor. 

Al terminar, limpió el resto de crema con unas servilletas de papel, e iba a apartarse cuando Abril tomó su cintura y la abrazó, escondiendo el rostro en su pecho. 

— ¿Abril? —

— Lo siento. —

— ¿Por qué lo sientes? —

— Por molestarla. —

— Abril, estoy para cuidarte, esto no es una molestia-... —

— Digo de lo de antes, lamento si le molestó lo del sueño, o lo que sea, no lo volveré a hablar, pero, ¿Podría seguir siendo igual de buena que antes? —

— Abril, no me ha molestado tu sueño... No es necesario pedir disculpas por nada. —

— ¿Me responde? —

Samantha suspiró, dejó caricias en su rubio cabello. 

— No creo que haya nada que perdonar, pero necesitas escucharlo, así que te perdono, Abril. En serio, está bien. — Abril asintió, aún sin dejar su escondite. — No debes pensar demasiado, te pone mal y empeoras mucho más rápido, estás sensible, pequeña, debes cuidarte... ¿Necesitas un abrazo? — ella asintió otra vez. — Bien, pequeña. — se apegó a la mayor, apoyando una mejilla sobre su cabeza; rodeó uno de sus hombros y el otro lo dejó a altura de sus bíceps para no tocar la marca. — Abril, lamento haberme marchado así y hacerte pensar que estaba molesta. Es solo que... Sí me puse nerviosa y algo incómoda con ese tema, de los sueños y toda la conversación que vino después. No fue de mi agrado, he de admitir, pero eso no es excusa para que no hables de lo que quieras, qué más da. —

— Si se va de esa forma de nuevo, no volverá a hablar nada que pueda molestarla. —

— No me iré, así que puedes hablar de lo que quieras. —

— Me gusta mucho tu aroma, Samantha. —

— Tu aroma es lindo también, Abril. — le respondió. — Y pues con los sueños, ya sabes que tengo unos parecidos, por no decir los mismos. —

— ¿Quieres... Comprobarlo? —

— ¿Hmh? — murmuró Rivera, confundida. 

— Samantha, durmamos juntas de nuevo, y al despertar hablemos de qué soñamos. —

Samantha no sabía que decir al respecto, no tenía nada para objetar. 

— De acuerdo, Ari. —


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¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐃𝐀𝐘𝐒. ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora