━ ❛ 24 ❜

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Abril respondió tomando la nuca de la beta, y uniendo sus labios por una afortunada segunda vez.

Un pequeño quejido de sorpresa de parte de Samantha quedó ahogado entre los esponjosos belfos de la rubia, que movía con seguridad sobre los suyos, sus manos fueron a enterrarse entre los oscuros mechones de su cabello, atrayéndola más a ella, ladeando su cabeza para besarla con más profundidad.

Samantha correspondió con sus instintivos conocimientos sobre los besos, era el segundo beso de toda su vida.

No fue como el primero, no hubo dolor, ninguna se sentía mal por lo que estaban haciendo, era más como una celebración por al fin aceptarse, dejando de estar ciegas por sus vidas, por su día a día, por todo su pasado, comprendieron desde lo más profundo de sus corazones que era así, que ambas estaban para eso, y era hermoso coincidir con alguien entre todo el universo para amarse como se merecían.

Se separaron para respirar de forma agitada, Abril volvió a refugiarse en su cuello, no vio del todo la sonrisa que la castaña cargaba, ni el rubor que se esparcía por su rostro.

— ¿Eso fue un sí? — Preguntó Sammy con una risa.

Y con una sonrisa tonta, Abril tomó su mentón y volvió a besarla, con más suavidad, con más lentitud, separándose pequeños centímetros para respirar levemente ambas el mismo aire, para volver a hundirse en las sensaciones de sus labios juntos.

— ¿Tu qué crees? — Preguntó Abril en un murmullo, contra su boca.

Samantha no pudo borrar su sonrisa, esperó a separarse, posó sus labios sobre la frente de la omega, dejando un pequeño beso, antes de tomar la temperatura con el dorso de su mano.

— Veo que estás mejor. — dijo. — Pero estás muy rojita. —

— Eres un tomate muy lindo, Rivis. — tomó sus mejillas.

Abril se quedó un rato acariciando las mejillas de Samantha, viendo cada vez como tomaban un color más fuerte, como sus ojitos se hacían más pequeños con la vergüenza y también como el rubor iba ganando terreno a su tez, llegando a cubrir todas sus orejas, sus mejillas llegando casi hasta su mandíbula, la beta apretó sus labios, frunció la nariz y cerró sus ojos con fuerza, en un gesto adorable para la menor, y cargado de vergüenza para ella.

— B-Basta, Abril... —

La omega sintió su corazón comprimirse de tanta ternura, un sonido agudo como de un bebé emocionado escapó de su garganta y sólo pudo abrazarla y apretarla contra su pecho, de forma inmediata, Samantha rodeó su cintura y se dejó envolver con su aroma, fresas, flores y un dulce olor a miel que, por la felicidad, comenzaba a inundar el ambiente.

Samantha sonrió y se sintió a gusto, de una manera que nunca había experimentado en su vida, entre los brazos de la rubia, con una mejilla en su pecho y escuchando su corazón latir emocionado, se sentía como si hubiera encontrado un hueco cálido en un mundo frío, hecho a completa medida para ella.

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐃𝐀𝐘𝐒. ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora