━ ❛ 13.1 ❜

1.8K 139 48
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El día pasó bastante rápido; al poco rato de aquella charla, Nuvia volvió con una gran cantidad de comida del agrado de Abril y, por supuesto, un balde de helado de chocolate con trocitos de chocolate de un kilo, el favorito de su amiga.

Samantha las dejó solas un buen rato, las escuchó hablar y reír un par de veces y, aprovechando que su loba no la molestaba para ir con la omega, se quedó en la sala leyendo de nuevo uno de los tantos apuntes para su prueba final, y quiso golpearse cuando su loba se burló de que se estaba quemando las neuronas mientras estudiaba neuronas.

Por la noche, Millaray se despidió de Abril con un abrazo, alegando que volvería mañana y que usaría esa noche para descansar, pero que cualquier cosa que necesitara, a todas horas, por más tonto que fuera, la llamara.

Samantha estaba feliz de que estuvieran bien, Abril sonreía y se veía cómoda, Nuvia aún estaba con esa aura melancólica pero se notaba que hacía un esfuerzo.

La alfa se despidió de Samantha también con un abrazo cómodo.

— Traje para hacer onigiri. — dijo la peli violeta. — A la pequeña le gustan bastante picantes, así que haz con wasabi. —

Samantha sonrió encantada, asintió. 

— Cuídala bien, tú sabes cómo hacerlo mejor que nadie. — Samantha tuvo que convencerse de que aquel comentario no tenía ningún mensaje oculto.

Estaba bastante paranoica desde que había hablado de esos sueños raros con Abril, y ya duba de la leyenda que le había contado Nuvia, ya estaba lo bastante sorprendida de sí misma por no negar totalmente ese loco cuento para niños. 

— También les traje algo de alcohol-... —

— Abril no está en condiciones de beber. — Samantha negó automáticamente.

— ¡Pero Samantha! — la rubia hizo un puchero desde el otro extremo de la sala. 

— Ya hablaré contigo. — La señaló, frunciendo el ceño hacia ella.

Cuando Nuvia finalmente se fue, ambas quedaron solas y terminaron en la cocina. Abril sentada cómodamente frente a la mesa sin poder levantarse para ir a corroborar la comida, bajo órdenes de Samantha, mientras preparaba el wasabi. En tanto, la menor se encargaba del arroz. 

— Samantha.~ Déjame beber. — pidió, por al menos quinta vez. 

— No puedes beber durante el embarazo, Abril. —

— Igual no voy a vivir para tenerlo. —

— No digas eso. — su tono fue amenazante, la miró con el ceño fruncido. La omega puchereó. 

Cuando tuvieron listo el arroz y el relleno, fue el momento de preparar las bolitas con relleno dentro; Samantha quedó en ridículo porque sus onigiris eran de todo menos bonitos comparados a los de Abril. 

— Si me dieran eso en un restaurante lo lanzo contra la pared como si jugara al béisbol, o se lo meto en los calzones al camarero. —

— ¡Abril!-... Eres mala. — Hizo un mohín y ella rió.

— ¿No que tenías habilidades culinarias? —

— Las tenía antes de estudiar. —

— ¿Y eso fue hace...? —

— Como seis años. —

— Estás oxidada. — Dijo, mientras acomodaba los feos onigiris que la beta había hecho. 

Cuando todo estuvo hecho, Abril estaba más que feliz de que habían salido tan bonitos, y no pudo evitar tomar una foto, en la cual Samantha posó con un gesto raro de sus manos como si fuera un gangster; a la rubia le pareció ridículo y no pudo evitar reír al ver cómo había quedado, se la mandó a Nuvia y tomó los palillos, tomando el primer onigiri y empapándolo de salsa de soja.

Samantha miró con disgusto el uso de tanta salsa, a lo que la omega dijo que no la molestara.

La beta tomó uno para sí, y cuando apenas lo estaba llevando al pequeño cuenco con salsa, miró el onigiri que Abril extendía hacia ella, sin entender.

La chica empezó a hacer expresiones raras para que abriera la boca, hasta que con una risa la castaña lo hizo, y de inmediato Abril prácticamente metió todo el onigiri hasta su garganta, riendo de forma malvada mientras Rivera estaba entre tragarlo entero o escupirlo para respirar.

— ¡Te lo metí hasta el fondo! — dijo, y la menor quiso golpearla. — ¡Samantha Rivera, no se desperdicia la comida! ¡Te lo tragas! — Le gritó cuando la otra se apartó, entre risas.

Con dificultad, y ya roja, terminó de tragar todo el onigiri, y la insultó en voz alta al sentir el picante del relleno, sólo para más gracia de la omega, quién no había parado de reír en toda la escena. 

— Eres muy mala, Garza, muy mala... — Murmuró, tosiendo por el picante. 

— Samantha, ¿Estás llorando? —

— Esto pica, verga, cómo no voy a llorar... Ugh, te odio, eres la peor paciente que tuve en mi puta vida, Abril, la peor. —

La rubia solo reía por la situación, y fueron varios minutos hasta que Sammy se recompuso y la miró con el ceño fruncido, mientras la otra comía de pequeños bocados con una sonrisa enorme en su rostro. 

— Ahora te odio. — Abril volvió a reír. 

— Ni siquiera está tan picante, eres una debilucha. — 

— ¿Es porque no te dejé beber? —

— Qué comes que adivinas. —

— Onigiris del infierno, babosa. — dijo la beta, la risueña omega volvió a reír. — ¿Sabes? solo por esto, voy a beber frente a ti para presumirte. — Añadió, levantándose de la mesa. 

— No quiero ebrias en mi casa. —

— Tengo muy buena resistencia, Garza. No voy a estar ni cerca de estar ebria. — respondió, mientras llevaba un vino que había comprado Millaray y una copa; se sentó frente a Abril para beber lentamente con una sonrisa vengativa.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐃𝐀𝐘𝐒. ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora