━ ❛ 8.2 ❜

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Millaray se sentía molesta. Apretó los labios mientras escuchaba a aquellas dos reír, abrazó un poco más fuerte la frazada y se obligó a mantenerse callada.

Entendía que para otras personas, ella podría quedar como una loca fácilmente.

Había sido criada con los relatos de las antiguas leyendas, creía en estos con todo su ser, era muy supersticiosa y confiaba que si las cosas pasaban era porque el destino así lo quiso, y tenía la esperanza de que siempre las cosas cambiarían a mejor, tarde o temprano.

Claro que las personas de hoy en día no compartían lo mismo que ella.

Por eso Samantha había ignorado su leyenda, y no quería ni pensar en cómo reaccionaría Abril.

Su amiga estaba afectada por la pérdida de su alfa, si le mostraba ese relato posiblemente pensaría algo como ''¿Entonces Juan murió para que yo pueda emparejarme con Samantha?'' y no quería discutir con ella al respecto.

A Nuvia le dolía la pérdida de su amigo, también le dolía la muerte de Juan, pero sabía que el chico estaba en un buen lugar.

Y por más que el lazo roto esté arrastrando a Abril al lado de Juan, no creía que fuera justo ser así.

Abril merecía vivir, no había hecho nada para merecer lo contrario.

No estaba a favor de la idea de que la vida de los omegas estuviera atada a la de los alfas, en ningún sentido, ni en sus ''obligaciones'' o ''derechos'', ni en el tema de la muerte o el libertinaje.

Porque había que ser honestos, todo era muy injusto para los omegas, ellos sufrían los lazos rotos hasta la muerte, mientras un alfa podía marcar a otro omega y sobrevivir sin más.

Además de que los alfas eran considerados los ''líderes'' y podían hacer todo lo que quisieran, mientras tanto, los omegas debían cumplir con su papel de sumisos y encargarse de las cosas básicas de la casa, porque eran muy débiles para hacer algo más.

Pura mierda.

Algo que le enfermaba mucho de la relación de Guarnizo y Garza, es que ellos eran así, y nunca había logrado que alguno de los dos abriera los ojos.

Se removió al cabo de unos cuantos minutos de escuchar a las dos hablar, tomó su celular y envió un ''Buenos días.'' a Vicky antes de levantarse con lentitud y acercarse arrastrando los pies a la mesa.

— Buenos días, Nuvia. — Dijo Samantha, se levantó de su silla y le dedicó una sonrisa. — ¿Qué quieres desayunar? —

Nuvia la miró como si hablara en serio.

Había contratado a una enfermera, no a una sirviente, pero la había escuchado decirle a Abi que ahora ella estaba a cargo y se encargaría de cuidarlas.

— ¿Podrías pasarme el yogurt?... ¿Y el cereal?... ¿Y un bowl? —

Samantha asintió, caminando hacia la cocina y juntando todas las cosas que la menor le había pedido.

Nuvia tomó la mano de Abril, y dejó unas pequeñas caricias para llamar su atención. 

— ¿Estás bien? — preguntó.

La rubia la miró, en sus ojos azules había algo de cansancio, sonrió mínimamente.

— Sí, Nuvia, lo estoy. — dijo. —Pero aunque no lo esté, el que me mires con lástima y estés triste por mi no va a hacer que me recupere o me sienta mejor, así que puedes ahorrarte esas cosas y tratarme normal. —

La alfa pensó si en verdad Abril le estaba hablando en serio. 

Apretó sus labios y sintió lágrimas de furia acumularse en sus ojos.

— ¿Vas a tratarme de la verga? ¿En serio? —

Abril suspiró.

— Es que... En serio, ya sé que voy a morir, Nuv, no hay nada que hacerle, podrías... No sé, superarlo un poco y tratarme igual que antes, ya sabes, como la amiga babosa y ruidosa que siempre fuiste. . . No como la melancólica que tengo a mi lado en este momento. —

Nuvia se recostó en la silla, asintiendo, apartando su vista y cualquier contacto físico con la otra. 

— Lo siento, no. — murmuró, volviendo sus ojos hacia ella. — No, simplemente no, Abril... —

— ¿Por qué? —

— Ya pasé por esto una vez, y es una mierda. Ahora me toca vivirlo una segunda vez y peor... Porque no solo ya se fue uno de mis mejores amigos, sino que ahora se va a ir la otra porque no quiere hacer nada para al menos intentar seguir. —

— ¿Qué quieres que intente? —

Nuvia se mordió el labio, lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. 

— No hay nada que intentar porque estoy unida a mi alfa hasta la muerte. —

— Porque así lo quieres... Porque yo creo que no quieres pelear, porque eres una cobarde y ya te rendiste sin hacer nada, porque toda tu vida la pensaste al lado de un alfa y no lograrás nada así... Además de morir siendo una omega sumisa del montón. — Tenía la voz endurecida por las lágrimas que caían silenciosas por sus mejillas. 

Abril entreabrió los labios, sus ojos se veían iguales a los de un cachorro lastimado. Su labio inferior tembló y sus ojos se nublaron de lágrimas.

Samantha vio todo en silencio a unos metros, en el umbral de la cocina, y al verla lastimada apretó los puños con furia. 

La omega se levantó, apartando la vista, rechinando su silla sin importarle nada y se dirigió a su cuarto.

La beta dejó todo y fue detrás de ella.


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¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐎𝐔𝐑 𝐋𝐀𝐒𝐓 𝐃𝐀𝐘𝐒. ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora