⛸Capítulo 39⛸

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La cadenita

Kenzie

Irme de mi casa ha sido algo tan inesperado para mi, diría que raro también. Lo que más me costó fue despedirme de mi Caleb, él estaba en su habitación cuando le dije que me iba a vivir con Aedus por un tiempo, al principio no quería que me fuera pero luego lo entendió. Separarme de mi hermano ha sido algo doloroso para mi, también no me pude despedir de Nana. Cuando pueda le mandaré un mensaje explicándole la situación, yo sé que ella me apoyará en todo como siempre.

Aún me faltó más ropa, pero traje lo necesario. También traje las cosas de Ángel aunque me faltó algunas, él va muy feliz en mis brazos ronroneándole a Aedus que lo mira con una mueca. Ya estamos en el edifico y ahora estamos subiendo el ascensor privado de mi novio. Dios, Aedus es mi novio, aún no me lo puedo creer. Estoy tan feliz por todo esto.

Cuando las puertas se abrieron, yo salí primero y dejé a mi gato en el suelo que empezó a inspeccionar el penthouse.

Aedus sacó mi maleta, sonreí. No puedo venirme a vivir sin las cosas que uso, he metido de todo y aún así, se me quedaron otras cosas en la casa de mis papás.

—Voy hacer un espacio en mi vestidor para ti —sonreí al escucharlo.

—Muchas gracias, Aedus —me dio una pequeña sonrisa.

—Vamos arriba entonces...

—¡Miaaaaaauuuuuu! —ambos nos giramos hacía Ángel que corrió a los pies de Aedus.

—Aléjate de mi —le pidió con una mueca.

—¡Miau! ¡Miau! —solté una carcajada cuando Aedus corrió hacía las escaleras con mi bolso colgando de su hombro, Ángel lo persigue.

—¡Amor, dile que me deje en paz! 

—¡Miaaaaauuuuu!

Esto se siente tan bien.

—Listo —sonreí ampliamente al ver el otro lado del vestidor de mi novio con mis cosas.

—Miau —maulló Ángel, lamiéndose la patita. Aedus lo miró mal.

Duramos como una hora sacando mis cosas, soy muy obsesiva a la hora de acomodar mi ropa. Todo tiene que estar perfecto para poder ser feliz, odio ver que las cosas se salgan de su lugar.

Ahora estoy descalza con la ropa que cargaba, Aedus solo se quitó la camisa y me encanta verlo así. Tenía que ir para una reunión o algo así, pero prefirió quedarse conmigo. Le dije muchas veces que fuera, pero él terco se negó.

—Menos mal —suspiró él y rodé los ojos.

—Tengo hambre —hice un mohín.

—¡Miau! —me apoyó Ángel.

Mi novio asintió.

—Wendy viene es mañana —dijo refiriéndose a la dulce señora que cocina, se encogió de hombros —. Cocinaré yo —lamí mis labios. Salimos del vestidor y él entrelazó nuestras manos, Ángel nos sigue bajando las escaleras.

Cuando entramos a la cocina, me subí a las sillas de la isla ansiosa y Aedus busca que hacer en los gabinetes con seriedad. Apoyé mis codos en esta, miré a Ángel que se subió a un pequeño sillón. Aedus le echó una miradita.

—Si se llega a orinar en mis sillones, lo voy a matar —lo miré mal.

—No lo hará, solo tengo que comprarle su caja de arena o también puede salir afuera —me miró con los ojos entrecerrados.

Stay with me (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora