⛸Capítulo 44⛸

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Casa de lago
(Parte uno)

Kenzie

Aedus en serio se pasó, ¡no me quiso dejar llegar a mi orgasmo! Ash, quería matarlo lo juro. ¿Cómo pudo hacerme esto? Dios, admito que jamás en mi vida había experimentado lo que hice con Aedus delante de los chicos, fue tan extraño y rico a la vez. Pero mi novio no me quiso dar mi orgasmo, por ello apenas se había ido al baño me puse a beber como loca y a bailar, ignorando mi coño palpitando e empapado por su jodida culpa.

Ni pudo darme las folladas que me había prometido, ¡que injusticia!

Ahora Aedus me esta llevando a un lugar —que no me quiere decir cuál —, tuve que durar como tres horas para asearme como se debe, lo bueno fue que mi amargado novio me había quitado mi maquillaje.

Aedus me había levantado como a las diez de la mañana, solo me dijo «alístate», y ya. ¡Que falta de información! En serio a veces lo odio, mis ojos están bien hinchados, pero él me dio unas gotitas. Lo amo demasiado.

Quién te entiende, querida.

Tú, cállate.

Estamos dentro de su Lamborghini, él va manejando con el semblante serio. Lo miré, su perfil es tan perfecto, ¿acaso no hay algo de él qué no sea atractivo? Claro que no. Aedus Barker es todo un galán, su belleza no es como la de otros hombres y eso es lo que más me llama la atención. Estoy completamente enamorada de todo de él.

—Aedus...

—No te voy a decir a donde vamos, Mack —me aclaró por milésima vez. Abrí la boca, claramente ofendida.

—¡Es injusto! —me crucé de brazos y él rodó los ojos.

—Solo puedo decirte que es un lugar privado, nada más —acortó.

—Vaya, muchas gracias por esa información —bufé y volví a mirar al frente.

Ya llevamos con una hora y media de carretera, nos alejamos casi de la ciudad porque entramos por un camino de puros árboles gigantes. Fruncí el ceño, ¿a dónde vamos? Mmm, hay un lago por aquí cerca, supongo que iremos allá. Es el más privado, tiene un hermoso sendero de flores hermosas.

Volví a mirarlo.

—Aedus —me miró de reojo.

—¿Mmm? —murmuró.

—¿Me puedes decir a dónde vamos? Por favor, llevamos mucho rato de carretera y me duele el trasero —me quejé, sonrió de lado.

Había optado por ponerme unos shorts de tela blanco que me queda un poco corto, con un top sin mangas del mismo color —ya que es un conjunto —, un abrigo de color negro que me llegar por los shorts, me puse mis botas negras favoritas de Versace. Yo la verdad adoro mi estilo, siempre me ha gustado.

Me acomodé mi cabello y el lazo que llevo puesto, quiero golpear a Aedus.

Seamos pacientes, Kenzie.

Una hora más tarde, Aedus cruzó y luego nos detuvimos en un portón gigante color marrón. Lo miré muy ceñuda, no se ve nada por dentro porque dos grandes muros están conectados al portón. Mi novio tocó la bocina y luego el portón se abrió, dándonos paso. Al mirar adentro, me percato que estamos en una finca.

Aedus tiene una finca.

Él volvió a poner en marcha su vehículo y entramos, el caminito es de piedritas blancas muy lindas. La casa es gigantesca que creo que es más grande que la de mis padres, y es de dos pisos. Hay un señor como de cincuenta años vestido con unos vaqueros y una camiseta de botones blanca. Supongo que es el que se encarga de cuidar la casa. La verdad el señor se ve agradable, nos saludó moviendo su brazo derecho. Cuando Aedus detuvo la Lamborghini, solté un largo suspiro.

Stay with me (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora