⛸Capítulo 25⛸

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Atracción de amor

Aedus

Mack baila jodidamente bien entre muchas chicas, se mueve de una manera tan sensual que mi polla se hincha cada vez más. Desde que llegamos, a estado bailando como una loca. No dejo de mirarla, parece una jodida diosa.

Yo estoy sentado en la barra con los codos apoyados en esta, la miro con expresión fría, pero lo único que quiero hacer es follarla como un loco. Aún no me saco esa imagen de mi hermano follando, es tan confuso, porque Cole no reaccionaría así. Claramente se vió que era él, ¿desde cuándo actúa así? No soy quien para hablar, porque soy el peor de los dos.

Jodida mierda.

Me he tomado una cerveza, Red es venezolano y las trae siempre, son buenas la verdad. La música está a todo volumen, las luces parpadean cada vez más, muchas mujeres bailan en los tubos. Hoy no sé si correr.

Mack tiene los ojos cerrados, mientras se mueve tan bien.

Contrólate, Aedus.

Se que le dolió ver a mi hermano, la conozco.

—Nate quiere hablar contigo —me giré hacía Red, que está limpiando la barra.

Maldición.

—Yo no quiero hablar con él —bramé seco.

—Nadie quiere hablar con él, Aedus. Pero se ve muy enojado —tensé la mandíbula.

—Maldición —volví a mirar a la mocosa que sigue bailando y robándose muchas miradas.

—Habla con él, yo vigilo a Kenzie —vuelvo a mirar al pelirrojo con una ceja alzada. Él me mira tranquilo.

—Está bien, no la pierdas de vista. Te cortaré la garganta si la pierdes, Red —advertí y bufó.

—Como usted diga, novio psicópata —rodé los ojos. Se le cayó un vaso de plástico y maldijo —. Nojoda —se agachó y lo recogió.

Ni puta idea de que dijo.

Subo las escaleras aún mirando a Mack y luego maldije. ¿Qué querrá él idiota? No estoy de humor para hablar con él. Entro al pasillo y camino a su oficina, no me molesté en tocar, la abrí sin más. Ahí está él.

Está dándome la espalda mirando por la ventana, anda vestido con un traje negro.

—Cierra la puerta —resoplé, hago lo que me dijo y se volteó a verme, su semblante está serio y me mira como si yo fuera la causa de sus males.

Lo miré con expresión fría.

—¿Para qué querías hablar conmigo? —dije de una vez. Él suspiró y caminó hacía la estantería, rodé los ojos.

—No sabía que has traído a la chica dos veces sin mi permiso —tensé la mandíbula.

—No tengo por que pedirte permiso, este también es mi lugar —me miró fijamente.

—Pero yo soy el encargado, Aedus —escupió —. Esa chica es muy importante en la prensa, además...

—Te advertí que no la mencionarás —lo corto. Él sonrió de manera maligna.

—Veo que esa chica es muy importante para ti, ¿o me equivoco? —no dije nada y él siguió —. Sabes que odio a la prensa y tampoco quiero policías. Es tu responsabilidad esa cría, Aedus —me apuntó con su dedo y yo no me moví. Sigo con expresión fría.

—No te metas con Kenzie, Nate —repito cortante —. Sabes lo que te pasaría si haces algo contra ella —apretó la mandíbula.

—No te tengo miedo, Aedus —lamí mis labios.

Stay with me (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora