Stay with me (completa)

⛸Capítulo 54⛸

Llanto desgarrador

Aedus

Varias semanas después.
(Entramos en el mes de noviembre)

Aún no puedo asimilar el hecho de que, Mack se haya tatuado mi nombre. ¡Y le queda perfecto! También que casi me da un paro cardíaco al verla disfrazada de conejita Playboy, se veía más hermosa. Su cuerpo resaltaba más, su maquillaje, sus ojos. Todo de ella.

La fiesta que me hizo, la verdad, me la pasé bien. Bebí con los chicos, me reí como nunca y bailé mucho con mi linda patinadora sobre hielo. Si, me divertí a decir verdad.

Mamá me había felicitado, aún me cuesta ser duro con ella. Me duele ser así con ella y sé, que tengo que afrontar las cosas. Ahora Cole es mi medio hermano, igual no cambia nada en nuestra relación de hermanos. No fue mi intención que ahora, odiara a su padre —que aún sigue fuera del país —. Me aseguró que siempre me apoyaría, le creí.

Para la prensa, aún sigo siendo el hijo de Charlie Barker, pero ahora sé que no lo soy. Tuve un gran padre, pero lastimosamente, está muerto. Aunque, tengo dos papás que son Milo y Louis. Esos hombres me regañan como si fueran mis padres y, a pesar que los mire con mala cara, me agrada que me traten así.

Le conté todo a Mike, él quería ir a matar a Charlie, pero luego entendió la situación. Está conmigo pase lo que pase y lo aprecio.

La prensa me persiguen como locos, no me dejan en paz por nada del mundo. Los odio de verdad.

Me he concentrado en entrenar y también en mis negocios, me siento mal porque mi novia y yo tenemos noches que no estamos juntos, lo qué pasa es que ella está con muchos trabajos de la universidad y también lo del patinaje. Me alegró que pusiera a Sarahí como su nueva manager, no he visto más a Lauren con las chicas. Mack me dijo que discutieron, pero que no le gustaba estar así con su amiga.

Yo ahora me encuentro en la oficina del club, son las diez de la mañana y llevo una hora aquí. Estoy revisando las cuentas de los que trabajan aquí para pagarles.

Hoy es trece de noviembre, las semanas han pasado muy rápidas. Ah, mi mano ha mejorado mucho, ya los puntos han cicatrizado a la perfección. Gracias a esa crema que Mack me ponía todas las noches.

La puerta de la oficina fue abierta, Nate entró como perro por su casa. Su vestimenta está desarreglada y tiene el cabello revuelto, sus ojos están rojos. Claramente se ha drogado.

Me enderecé en mi silla y lo encaré, se puso frente a mi.

—Deja de creerte el mejor, solo porque tú abuelito te hizo encargado del club —masculló entre dientes.

Y aquí vamos de nuevo.

—Sal de mi oficina, Nate —pedí en tono neutro. Negó sin dejar de mirarme con odio.

—¡Yo soy mejor encargado que tú! —golpeó el escritorio con su puño.

Cálmate, Aedus.

—No iba a seguir permitiendo que vendieras drogas aquí —espeté.

Apretó los labios.

—¡Conseguía más cliente para este puto club! —otra vez, golpeó el escritorio con más fuerza.

Puse mis manos en este y me levanté, soy más alto que él, así que lo miré con expresión fría.

—No me hagas que te eche de aquí — mascullé.

Soltó una risa.

—¡Este era mi lugar, Aedus! —señaló.

—¡Al que estabas haciendo mierda con tu porquería! —recordé, alzando la voz.