Stay with me (completa)

⛸Capítulo 12⛸

Palabras no recordadas

Aedus

Tonta mocosa caliente.

¡Hizo que tuviera una jodida erección con su baile erótico!

Solo quería tomar su pequeño cuerpo y..., ¡es la novia de mi jodido hermano, joder! ¿Cómo puedo estar pensando estas cosas? La mocosa se movía tan bien, de una manera sensual y perfecta.

Se robó toda la atención de la fiesta, tuve que matar con la mirada a muchos para que dejaran de mirarla.

Malditos celos de mierda.

Ahora está con mi hermano acurrucada hacía él, como quisiera estar en su lugar y abrazar su cuerpo tan perfecto e único para mi. Maldición.

Pasó un buen rato y aún sigue la fiesta, la verdad ya me aburrí. Ni siquiera me he emborrachado como quería, ¡todo por culpa de Mack! Mike habla feliz de la vida con Sarah, a mi hermano no lo veo.

Suspiré, tampoco veo a la mocosa.

Oh, no.

Que ni se les haya ocurrido follar en mi propia casa. Primero los mato a ambos.

Con un humor de mierda, subo las escaleras. La vi tomando de más y puedo jurar que esa tonta está ebria.

Ahora me toca cuidar a una niña.

Joder.

La busco en las habitaciones y no la encuentro, fruncí el ceño al entrar a la habitación de invitados y vi a mi hermano rendido, boca abajo. Bufo, seguro se aburrió de lo aburrido que es.

Cerré la puerta y camino a mi habitación, la puerta está entre abierta y entro con cuidado. Mack está dándome la espalda, está tiesa, me acerqué a ella con cautela y vi que tiene en sus manos la fotografía que nos había tomado su Nana hace unos años. Fue mi favorita y siempre la llevo conmigo, de hecho —aunque no se la muestro a nadie —, tengo la foto de fondo de pantalla.

Tragué saliva, está perdida mirándola.

Me pegué a su cuerpo, vi como se tensó y trago saliva.

—¿Qué haces en mi jodida habitación, mocosa?—le pregunté con la voz ronca en su oído.

Mack se tambaleó.

—Yo..., estaba buscando a Cole y... —se giró hacía mi y la miré, serio—. ¿Por qué nunca me dijiste que tenías esta foto? —me tensé de una vez.

Porqué desde que era un crío estoy enamorado de ti, mocosa tonta.

Me encogí de hombros.

—No es de tú incumbencia —espeté seco. Le quité la foto y la volví a poner en la mesita de noche.

—Solo la estaba mirando — dijo, abrumada.

Me giré y la volví a mirar, tomé su delicado rostro con mis manos y apreté la mandíbula. Sus pupilas están dilatadas y sus labios resecos. Ella está borracha.

—Necesitas descansar —le dije bajo. Ella me miró incrédula, pero negó.

—Estoy bieeeen —canturreó—, ¿dónde está Cole? —no solté su rostro. La miré con seriedad, tragó saliva.

—Está rendido en una de las habitaciones de invitados —le contesté.

Hizo un puchero.

—Dios, ¿ahora cómo me voy? —dijo con los ojos entrecerrados.