⛸Capítulo 55⛸

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Drogada y maltratada

Kenzie

Había hablado unos minutos con Aedus, mi madre no dejará de ser mi manager tan fácil. Me está sacando todo lo que ha hecho por mi, no puedo ocultar el dolor que me causa ver que Gema de Morgan —mi madre —, está destrozándome por completo.

Hablé con Lauren y arreglamos las cosas, es mi amiga y la aprecio mucho. Pero Sarahí la ignora, no le dirige casi la palabra a la pelirroja, he tratado de hablar con Sari, pero ella solo me dice que no le hablará y punto. Tampoco puedo entrometerme.

He hablado mucho por teléfono con Nana y Caleb, los amo a los dos. También le cuento casi toda mi vida a Nana, ella me escucha como siempre lo hace.

La adoro como una madre.

Papá ha estado más en la casa —así me dijo Nana y también Caleb —, la verdad me alegra mucho. Aunque..., siento un mal presentimiento y no sé por qué.

Aún no puedo sacarme de la cabeza la imagen de Aedus encima de Nate, golpeándolo con brutalidad, por poco lo mata y yo iba a presenciar ello. La verdad, ya no conocía a Aedus Barker en ese día, era otro. Y sus ojos..., estaban de un verde oscuro y miraba con ganas de asesinar a Nate. Me había desmayado del shock que me dio al ver al hombre que amo así. Ahora está más pendiente de mi, a cada minuto me llama.

¿Por qué carajos no puedo decirle que lo amo? A ver, claro que lo amo. Pero, las palabras aún no me salen. Cada vez que me dice te amo en inglés o en turco, me siento mal al no poder responderle. Aún siento que no estoy lista para confesarle que yo también lo amo y demasiado.

Espero estar lista lo más ante posible.

Las clases han pasado muy rápidas, me la pasé también conversando con Thomas, Cole y Sarahí. Lauren solo nos ignoraba, no le puse mucho cuidado. Ya me está cansando su actitud, pero ahorita estoy concentrada en otras cosas.

Al salir de la última clase, me despido de los chicos, Sarahí me grita que me visitará más tarde. Le hice una seña que estaba bien, me sonrió, ampliamente.

Camino hacía el parqueadero en busca de mi Ferrari, está casi solo, algunos estudiantes suben a sus vehículos y salen del parqueadero.

Solté un largo suspiro, no hay casi sol.

Me detuve en seco, al ver una camioneta y ahí, está Nate vestido de negro y con unas gafas de sol. Aún sigue con moretones que le dejó Aedus.

Y de paso, está a lado de mi Ferrari.

Vamos, Kenzie.

Me acerqué a mi Ferrari, tratando de ignorar su presencia.

—¿Eres ciega o qué? —habló.

Su voz me dio escalofríos por todo el cuerpo.

Busqué las llaves de mi Ferrari en el bolsillo de mi falda, volviéndolo a ignorar.

Pero no sirvió de nada, Nate me tomó del cuello y estampó mi rostro contra mi auto. Chillé de dolor, sentí mi rostro arder.

—¡Nate! —grité.

Me dejó darme la vuelta, pero rodeó mi cuello con su mano y lo apretó. Las llaves se me cayeron de las manos, hasta mi bolso.

Se quitó las gafas y me miró con un gran odio.

—Tú vienes conmigo —negué, tratando de recuperar aire, pero no me lo permite.

—S-suéltame... —pedí con la voz entrecortada.

Stay with me (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora