⛸Capítulo 57⛸

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Sobredosis y corazón roto

Kenzie

Tengo que ser fuerte.

Tengo que ser fuerte.

No puedo rendirme.

He aguantado de todo.

Solo tengo que luchar un poco más.

Me repito todo eso en la cabeza, trato de no demostrar mi miedo hacía Nate..., pero es inevitable. Mi mirada busca en sus manos lo que me asusta, pero no lo trae.

La droga me tiene mareada, me puede dar una sobredosis. Pero tengo que ser fuerte, tengo que ignorar el dolor en todo mi cuerpo y también las ganas de desmayarme.

El recuerdo de estar colgada, drogada y ver como el maldito de Nate pataleaba a mi novio, no se me quita.

Luchemos, Kenzie.

Nate cerró la puerta, sin dejar de mirarnos. Me sorprende que Derek no venga con él.

Mejor que no venga, ver su rostro me causa un gran trauma.

—¡La policía viene en camino! ¡¿Cómo se te ocurre?! —Nate se lanzó hacía Aedus.

Yo me aparté, aterrorizada.

Aedus no se dejó, esquivo los golpes que Nate le lanzaba, él hombre está muy drogado.

Le logra dar en el rostro a Aedus, pero luego mi novio le mete dos con fuerza en la cara. Nate le metió otro y ambos cayeron al suelo, Aedus está debajo de Nate, esquivando los golpes que él le mete.

Busco por todos lados algo para quitar de encima a ese maldito de mi hombre. Desesperada, encontré una tabla en el rincón. Corrí hacía ella y la tomé, me acerqué a ellos y le di a Nate en la espalda. Él se quejó, Aedus aprovechó para quitarlo de encima de él, lo golpeó con fuerza que Nate cayó al suelo.

—¡Te voy a matar por atreverte a ponerle un dedo encima a mi mujer! —Aedus lo golpea como ese día, pero, esta vez, no me asusto.

Se lo merece por golpearme, quemarme y drogarme.

Nate solo ríe sin más.

La puerta fue abierta, ahora si me paralicé cuando Derek entró como un gorila prácticamente y con un cuchillo en la mano. Miró a Aedus golpear a Nate y caminó hacía él, como no se percató de mi presencia, corrí hacía él y le di con la tabla en la espalda, me percaté que tiene un clavo en la otra parte. Así que le doy más duro. Maldijo.

No me detuve, le di como unas cinco veces, el clavo se enterraba en su piel y él gritaba.

—¡Siente lo que yo sentí al ser quemada, golpeada y drogada, hijo de puta! —le grité, sin detenerme.

Cayó al suelo boca abajo, así que comencé a darle más fuerte. Ahora no me importa si lo mato o no, tendré mi conciencia tranquila al verlo muerto.

Ya aguanté de todo, que me tocaran, que me golpearan, que me drogaran y que me quemaran. Me da igual si se muere, estaría en el infierno pudriéndose el muy maldito.

La sangre me salpica, pero no me importa. Le calvo una, y otra vez la tabla con el clavo en la espalda. Le clavé unas setentas veces sin importarme nada, que la imagen parece irreal.

Nate golpeó a Aedus y él cayó al suelo, pero mi novio lo tomó de su camisa y lo empujó que cayó al escritorio. Dejé de golpear a Derek y corrí hacía Aedus para ayudarlo a levantarse, cuando ya está de pie, Nate esta vez no fue hacía él, sino que fue hacía mi. Pero con la tabla le di en el estómago, le enterré el clavo y él gruñó, mirándome con odio.

Stay with me (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora