𝐍𝐚𝐡𝐨𝐲𝐚 𝐊𝐚𝐰𝐚𝐭𝐚 & 𝐒𝐨𝐮𝐭𝐚 𝐊𝐚𝐰𝐚𝐭𝐚 (+𝟏𝟖)

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Advertencia: Lemon. Ame este one shot, así que espero que ustedes lo amen igual jujuuu

-¿Verdad o Reto, ________?

-Verdad. -Los ojos de Souya se lanzan a la cara de su hermano gemelo mientras se acurruca en una sonrisa torcida.

-Nahoya, no. -Comienza a decir Souya, estirando la mano para agarrar a su hermano por el antebrazo. -No lo hagas.

-¿Qué? -Nahoya se pregunta, levantando las cejas. La conversación antes de tenerte en casa resurge en su mente y, por un momento, Nahoya quiere bromear con su hermano antes de permitir que su mente más grosera tome el control y controle la noche.

-No. -Repite Souya, con los ojos muy abiertos. Nahoya se queda quieto, viendo la amenaza de lágrimas acechando en la distancia. Con un suspiro, se resigna a hacer una pregunta aburrida y mundana.

-________, ¿alguna vez has besado a un chico antes? -Souya y Nahoya te observan atentamente mientras piensas en la pregunta y luego, para su sorpresa, niegas con la cabeza.

-No creo que besar a mi papá en la mejilla cuente.

La sorpresa y las miradas estupefactas que te dan los gemelos son suficientes para hacerte fruncir el ceño, y luego Souya habla, agarrando el brazo de su hermano aún más fuerte.

-¿Nunca has tenido novio?

-Uh, no. -Los gemelos se quedan boquiabiertos ante tu respuesta, luego se dan la vuelta para susurrar entre ellos. Pasa un minuto antes de que se vuelvan hacia ti y mires entre ellos. -¿Fue algo que dije?

-No realmente. -Murmura Nahoya tímidamente.

-Solo una última pregunta. -Agrega Souya.

-Espera, pensé que era mi turno ahora.

-Lo será. -Te promete Souya, sonriendo tiernamente. -Queríamos saber si... si alguna vez has tenido un orgasmo.

-¿Un orgasmo? -Sacudes la cabeza hacia ellos, con las mejillas ardiendo. -Nunca. Estaba segura de que sería algo para cuando empezara a salir o algo así.

-Podríamos mostrarte cómo. -Ofrece Nahoya, de repente menos tímido y más emocionado. -No es muy difícil.

-Yo... -Miras a tus amigos, las sonrisas inocentes que te dan, y piensas en lo peor que podría pasar.

-No te haremos daño en absoluto
-Afirma Souya, cruzando los brazos sobre el pecho y asintiendo una vez. -Solo te instruiremos. Ya sabes, ya que todos somos amigos.

¿Inocencia o ingenuidad? No estás seguro de cuál es, pero cuando tu espalda está en la cama de Souya, y tu falda está levantada hasta tus caderas, una parte de ti se pregunta si te están engañando.

-¿Alguna vez te has tocado antes?

Gruñes, rodando los ojos.

-Sí. Tengo que lavarme allí y limpiarme.

-No. -Corrige Souya a su hermano, empujándolo a un lado. -Como... tocarte a ti mismo. Por placer. -Fruncis el ceño, y cuando Nahoya capta tu mirada, se mueve hacia el espacio detrás de tu cabeza y la acuna en su regazo.

-Como esto. -Los dedos de Nahoya bajan para empujar tu ropa interior hacia un lado, pero aprietas los muslos, atrapando su mano.

-¿Qué estás haciendo?

-Déjame enseñarte como. -Aflojas lentamente las piernas y le permites separar tus pliegues con cuidado, como si estuviera tocando los pétalos de una flor frágil.

-Mierda. -Respira Souya, mirando tu coño expuesto. -Ya estás mojada. -Nahoya desliza un dedo hacia arriba y hacia abajo por tu entrada, y arqueas las caderas ligeramente hacia arriba para encontrar su toque. Es ligero y no duele en absoluto, pero cuando desliza un dedo dentro de ti, te vuelves a apretar, apretando los dientes.

-Eso se siente rar...

-Oye, oye, oye... -Arrulla Nahoya, acariciando tu cabello. -No voy a lastimarte. Solo relájate. -Sigues sus instrucciones y él presiona su dedo dentro de ti por completo, hundiéndose hasta el nudillo. Gimes involuntariamente y Souya solo observa, sujetando una de tus piernas por la rodilla y observando los movimientos de su hermano.

Nahoya parece ser hábil en esto, moviendo su dedo hacia adentro y hacia afuera sin interrumpir el paso. Y te retuerces un poco, sintiendo que tu cuerpo comienza a vibrar y casi vibrar de placer. Otro dedo entra poco después, y gimes más fuerte, estirado tenso con los dedos profundamente dentro de ti.

-Mira eso. -Susurra Souya. -Ella está tan apretada alrededor de tus dedos.

-Puedo sentirlo. -Escuchas detrás de ti, luego el hermano de cabello naranja entra en tu campo de visión. -¿Eso se siente bien, bebé?

-Mmhmm. -Por un tiempo, eso es todo lo que hacen los dedos: entrar y salir y probar su tensión. Con el tiempo, pareces relajarte y, sin previo aviso, gruñes. -Más rápido.

Nahoya obedece, ahora curvando sus dedos hacia arriba y entregando una sensación de barrido que casi te deja inconsciente. Te estremeces y gimes, retorciendote contra su palma mientras él trabaja duro.

-Se siente... se siente como... -Hay una cuerda tensa en tu pecho y tu coño que está a punto de romperse; haces todo lo posible para evitar que todo se desmorone y te aferras a los límites de tu cordura. Pero fallas, y tu mente se detiene cuando gritas y ves blanco.

Estás suspendida allí durante mucho tiempo, la liberación recorre tu cuerpo en oleadas y te brinda placer.

Escalofríos sacuden tus piernas y recorren tu columna debilitada. Son solo los dedos de Nahoya y tú llevándote por el precipicio y sin atreverse a levantarte de nuevo en algo que parezca una mente despejada.

Se necesitan unos cuantos parpadeos para llevarte de regreso a la habitación con poca luz, pero cuando resurges de las profundidades de la felicidad, estás de vuelta en la habitación con los gemelos, uno que se está lamiendo los dedos detrás de ti y el otro, que parece listo para tomar su propio turno.

-Eso se sintió genial. -Dices, jadeando. -Lo que sea que hayas hecho para hacerme sentir así, hazlo de nuevo.

-Con mucho gusto. -Murmura Souya, manteniendo tus piernas separadas y empujando su cara contra tu coño.

Tokyo Revengers | One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora