𝐌𝐢𝐭𝐬𝐮𝐲𝐚 𝐓𝐚𝐤𝐚𝐬𝐡𝐢 (+𝟏𝟖)

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Advertencia: Lemon.

Siempre sabías dónde encontrarlo: esa misma vieja mesa de dibujo en su estudio, trabajando en otro diseño más para su próximo espectáculo. Ya sea dibujando, investigando textiles o cosiendo a mano detalles intrincados. Era meticuloso, concentrado y definitivamente estaba sobrecargado de trabajo.

Pero para Takashi, todo fue un trabajo de amor. Amaba su floreciente carrera, las largas jornadas, creando hermosas prendas con sus manos. Sentía un orgullo silencioso por hacer de los miembros fundadores de Toman sus primeras chaquetas de pandilla y disfrutaba cada oportunidad de arreglar un desgarro o un desgarro en uno de los vestidos de sus hermanas. Te ha hecho innumerables piezas, confeccionadas a la perfección. Desde vestidos hasta cómodos cárdigans y los conjuntos de lencería que le encantaban verte, eras su musa y te dio lo mejor de todo lo que pudo reunir.

Tampoco era ningún secreto que él era la potencia interna de su relación. Para tu novio, las tareas del hogar eran una segunda naturaleza, ya que tenía que actuar como un adulto a la edad de diez años. Hizo todo lo relacionado con su casa sin siquiera una queja y rechazó cortésmente la mayor parte de la ayuda que le ofrecieron. No podías mentir y decir que tu relación no se sentía... desequilibrada.

Por eso se te ocurrió la idea de devolverle algo hoy. Lo observaste mientras cosía a mano un poco de tul en otro trozo de tela, habitualmente moviendo una de sus piernas al ritmo de una canción que no podías escuchar. Era tan jodidamente lindo cuando trabajaba en su material de moda. Pero sabías cómo hacerlo aún más lindo.

Entraste a la habitación y pusiste una mano suave en su espalda.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí hoy?

Takashi miró brevemente el reloj que colgaba de la pared y luego inclinó la cabeza hacia ti.

-Supongo que cinco... ¿seis horas?

-Takashi, ¿por qué no te tomas un descanso? ¿Ya sabes, relajarse un poco? Envolviste tus brazos alrededor de sus hombros desde atrás y le diste un casto beso en la mejilla.

Él se rió entre dientes:

-Lo siento, mi amor. Tengo una fecha límite la próxima semana. -Dejó la aguja de coser sobre la mesa frente a él y colocó su mano en tu brazo, dándole un suave apretón.

-Trabajas demasiado, Taka... A veces me preocupo por ti.

-Estoy bien, lo prometo. -Reanudó su costura concentrada a mano. -Solo déjame terminar esta parte aquí.

Soltaste tus brazos de su cuello, sintiéndote un poco derrotada en tu intento de alejarlo de su mesa de trabajo.

Entonces se te ocurrió una idea aún mejor.

Caminó hacia el otro lado de la mesa, fingiendo interés en algunos de los trabajos en progreso y bocetos en la superficie. Cuando estabas directamente frente a Takashi, quien apenas se dio cuenta de que no habías salido de la habitación, te agachaste y agachaste la cabeza debajo de la mesa.

Te arrastraste sobre manos y rodillas hasta él sentado en su silla con ruedas. Tus manos tocaron sus rodillas y escuchaste un pequeño grito desde arriba. Cuando Takashi retrocedió estaba chupándose el pulgar como si se hubiera pinchado con la aguja con la que estaba trabajando.

-¿Qué estás haciendo ahí abajo?

-Bueno, si no te levantas de esta mesa. -Tus manos subieron más, frotando la entrepierna de sus pantalones. -Puedo ayudarte a relajarte aquí mismo. -Tus dedos se movieron hábilmente hacia su cinturón y comenzaron a desabrocharlo.

Takashi dejó escapar una risa algo nerviosa.

-Cariño, no tienes que hacer eso.

Juguetonamente le abriste el botón de los pantalones.

Tokyo Revengers | One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora