Capítulo 3

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La semana en la escuela había sido un caos, sobre todo porque sería ese viernes el segundo festival del año y todos parecían sentirse ya en fiesta desde el lunes, cada clase se esmeraba por cumplir con sus propias labores asignadas y los números a presentar ese día eran varios por lo que la mayoría se quedaba en la escuela hasta bastante después de haber terminado la jornada de clases, entre ensayos y preparaciones últimas.

Lo bueno de todo ese alboroto es que incluso Aslan parecía haber olvidado que esa semana también debíamos juntarnos, por lo que ya era un glorioso jueves y no habíamos vuelto a cruzar palabras más que para el día de la revisión de la primera parte del trabajo de Literatura, en el cual por cierto obtuvimos la nota máxima. Todo indicaba que esa semana me vería libre de él y pasaría gloriosas dos semanas de vacaciones de navidad sin preocuparme por nada.

Qué ingenuo!

El día del festival llegó y con ello el ambiente festivo invadió el instituto, arreglos navideños por todos lados, amigos que se entregaban regalos adelantados por navidad, y por supuesto Sing con su cámara grabándome a cada segundo.

- ¡Eiji te ves genial! Pareces realmente un hada del bosque con ese atuendo.

Sólo pude rodar los ojos, no sabía cómo había terminado en el puesto de galletas de navidad, vestido con uno de los trajes que Sing había hecho especialmente para mi, un traje verde  hecho con hojas de muérdago y flores blancas y unas medias verde oscuras y por último unas botas, no sentía frío ya que  todo se desarrollaba al interior del gimnasio.

Tratando de huir de la insistente cámara que sostenía mi mejor amigo traté de escabullirme, para mi mala suerte chocando precisamente con Aslan, quien sujetó mis brazos de manera rápida evitando además que terminase en el piso por la fuerza del impacto.

- Lo siento, Aslan.- me disculpé mientras él me soltaba de su inesperado agarre.

- Vaya fuerza, Okumura, tal vez deberías probar en el equipo de rugby.

Enrojecí, de rabia y vergüenza. Pareciera que siempre buscaba la manera de molestarme, sabe perfectamente que mi físico no servía para ser parte del equipo de rugby.

- Se me da mejor el atletismo- comenté entrecerrando los ojos.

- Lo se- replicó.

Traté de buscar un atisbo de ironía pero no lo encontré. Aslan era realmente un ser extraño.

- Bien, ¿irás a mi casa a trabajar? tenemos dos semanas de receso pero no creas que por eso debemos dejar el trabajo de lado, Okumura


Arrugué el ceño y traté de no estampar el ceñudo rostro de Aslan contra el piso. ¿Qué en serio pensaba arruinar mi receso navideño?

- ¿Pasarás las fiestas en Cape Cod??

Le vi alzar una ceja.

- ¿No irás a New York a pasarlo con tu fam…

Instantáneamente me arrepentí de haber lanzado aquella pregunta, y es que la mirada gélida que me dio en ese instante me hizo desear hacer un hoyo en el piso y enterrarme en él. ¿por qué siempre tenía que irme de boca?

Tres mil millones de latidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora