Capítulo 9

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ASLAN


-Suéltala.

Lo miré alzando una ceja.

- No se de qué hablas…

Alex rodó los ojos y me lanzó un cojín directamente a la cabeza, que con mis rápidos reflejos pude esquivar.

-¿Qué te traes con Eiji?…

No pude evitar reírme, el muy cabrón lo había notado, bueno, aunque Okumura tampoco es como si estuviese siendo muy sutil, desde la semana pasada que evitaba mirarme y se sonrojaba y saltaba cada vez que yo le hablaba.

- ¿Otro más que cayó ante el gran Callenreese?- preguntó burlón.

Volví a reír mientras negaba con la cabeza.

- No jodas, Alex.

- ¿Entonces qué? Porque no me vas a negar que algo se traen ustedes dos, incluso Bones lo notó.

Que alguien tan jodidamente despistado y volátil como Bones lo notase es porque era notorio, mucho...

- Okumura no esta colado por mí si es lo que preguntas…- alzó una ceja incrédulo- Te lo digo… le hice una prueba incluso para comprobarlo.

- ¿Una prueba?

Alejé mi vista del ordenador para observarlo detenidamente, me miraba con una mueca burlona en el rostro.

- Hice como si fuese a besarlo…

Alex me miró sorprendido antes de largarse a reír.

- ¿Y?- preguntó finalmente.- ¿Te ha besado?

- Me golpeó y duro.- reconocí, no tenía problemas en confesarle eso a él, después de todo era mi mejor amigo.

- ¿Te golpeó? ¿Enserio te ha golpeado?- volvió a reírse más fuerte, comenzaba a cabrearme, Alex tenía un temperamento jodidamente burlón, además de ser un real cabrón por naturaleza, aunque eso sólo lo sabíamos quienes éramos más cercanos a él, en la escuela continuaba manteniendo su facha de principito, lo cual por cierto mosqueaba un poco, aunque no tenía problemas con ello, si quería que en la escuela lo acosaran creyéndolo un príncipe azul, bien por él.

- Sí.

- ¿Y pensabas besarlo en serio?

El que lanzó el cojín en dirección a su cabeza esta vez fui yo.

- ¿Estas de joda o qué? Hablamos de Okumura.

Eriol rodó los ojos.

- ¿Y eso qué?

- ¿Lo has visto? Es muy... agresivo

- No me vas a negar que tiene lo suyo…- comentó ajeno a mi pequeña broma.

Hice una mueca pensativa.

- ¡Oh vamos!- dijo él mientras se levantaba de su cama para acercarse hasta el escritorio donde me encontraba y teclear algo en el ordenador.- Es delgado, atlético y tiene un buen… lo he visto… en realidad no le había prestado atención a Eiji hasta que tú empezaste a hablarme de él, pero sí, está bueno…

Tres mil millones de latidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora