Capítulo 5

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Los 24 de diciembre siempre los había esperado con ansias, era el día en que me levantaba muy temprano (gracias a 4 despertadores activados), iba al mercado y compraba generalmente las últimas cosas para poder preparar una correcta cena de noche buena y un elaborado almuerzo para el 25, como casi siempre sólo éramos Yuki, papá y yo, en realidad no "casi", sino siempre, y cuando digo "siempre" me refiero desde que mamá murió siendo yo muy pequeño para recordarlo.

Pero este 24 era distinto, de partida los dedos de Yuki  picando mis ojos para hacerme levantar fueron los que me despertaron.

- Monstruo, levántate, no querrás pescar el mercado lleno.- espetó- No me hagas volver a tu cueva de monstruo para repetírtelo- añadió antes de salir de la habitación.

Gruñí de enfado, no era posible que ya fuese víspera de navidad y la cena con Aslan fuese esa misma noche; luego de contarle el suceso el día anterior a Sing, él parecía sorprendido pero especialmente emocionado por la noticia.

- ¿Y qué te pondrás? Debes lucir muy bien- chilló al otro lado de la línea.

- ¿Y qué importa como luzca yo?

- Aslan va a cenar contigo y tu familia, Eiji, ¿Sabes cuantas personas  morirían por estar en tu lugar? Una cita con Ash no deb…

- ¡¿Una cita? ¡No es una cita, Sing!- exclamé sintiendo como los colores subían a mi rostro- Fue idea de mi padre invitarlo, yo jamás lo hubiese hecho…

- ¿Dices que iba a pasar las fiestas solo?- preguntó ignorando por completo mis palabras anteriores.

- Supongo… eso fue lo que dijo- me quedé pensativo sujetando el teléfono entre mi hombro y mi mejilla.- ¿Crees que todos los años lo ha pasado solo?- pregunté.

- Por lo que me cuentas, infiero que sí… dices que Aslan no se expresa en muy buenos términos de su familia…

Me quedé pensando otro rato, eso era cierto, lo poco y nada que me había dicho Aslan de su familia lo hacía con un tono aún más hosco del que comúnmente ocupaba y su mirada se debatía entre enfado y algo más… algo que no supe descifrar.

- Por lo mismo me alegro que lo hayas invitado a tu cena de noche buena- comentó mi amigo

- Yo no lo invité- repetí por milésima vez en lo que iba la conversación.

- Sí, sí, como digas… ¿dejarás que escoja lo que te pondrás esta noche?

Si había que definir a mi mejor amigo en una palabra podía decir que "tenaz" le iba perfecto, bufé en señal de rendición.

- Bien, pasa por mi casa a las 3, antes de ponerme a preparar las cosas de la cena.

Luego de ducharme y desayunar (por suerte Yuki había dejado unos panqueques para mí en la mesa de la cocina), salí al mercado a comprar lo último que necesitaba, me entretuve un poco mirando la gran variedad de adornos y chucherías que ofrecían por ser navidad, para cuando regresé a casa ya era pasado el medio día, la casa estaba solo, Yuki trabajaría hasta las 5 de la tarde al igual que mi papá, por lo que tendría la casa para mi hasta esa hora, me apuré en cocinar un improvisado almuerzo antes de ponerme a ordenar y asear la casa, después de todo tendríamos un invitado…

La idea seguía pareciéndome completamente extraña y un enorme problema, la verdad es que no odiaba a Aslan… pero tampoco era como si lo estimara o me cayera bien… en realidad el sujeto me caía bastante pesado, era parco, enojón y no pasaba por alto la mirada asesina que tenía exclusivamente para mí, varias veces me había preguntado si quizás algo del pasado le hacía mirarme con tal enfado en sus ojos, pero por más que trataba de recordar no encontraba ninguna razón coherente para eso, así que siempre llegaba a la misma conclusión: Aslan Callenreesse era un pesado sólo porque quería serlo.

Tres mil millones de latidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora