|Capítulo uno|

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La invitación.

Scarlett.

Contoneo mis caderas ávidamente en círculos sobre él, intervalando mis rotaciones con profundos saltos que me lo entierran más adentro. Gimoteo agudamente en el momento que siento mis piernas sacudirse con un poderoso temblor, a lo que él me responde apretándome las caderas tan fuerte que de seguro dejará marcas allí.

Gimo con los ojos cerrados y mi cabeza inclinada hacia atrás, sintiendo las puntas de mi cabello rozar mis glúteos sin parar de moverme hasta que siento mi respiración ralentizarse y a él vaciarse dentro del látex, apretándome aún más fuerte las caderas.

Abro los ojos cuando siento mi orgasmo desvanecer y me acerco hasta él para juntar mis labios con los húmedos de el rubio, un beso cargado de deseo en el que le arranco bajos gruñidos en el momento que le mordisqueo el labio inferior.

- Al menos sirves para darme buenos orgasmos -susurro en su boca, sacándome su aún firme erección cubierta de látex, para arrastrarme hasta el final de mi cama y posarme frente a mi tocador con solo una ancha camisa puesta sin obtener alguna respuesta de él.

«Nunca follo sin alguna prenda encima. Nunca»

Rebusco entre mis cajones mi cepillo de cabello favorito y cuando lo encuentro, procedo a cepillar mi desordenado y largo cabello.

Naturalmente, al ser de sangre irlandesa, mi cabello era de un tono cobrizo pero debido a que me cansé de él decidí teñírmelo de un rojo cereza un poco intenso, un color inusual en Irlanda.

Sigo peinando mi melena lacia-ondulada cuando por el espejo noto que Caín aún sigue acostado y mirándome fijamente, recobrando aire y enrredado en las sábanas de seda sobre mi cama en el departamento, el cuál está ubicado en el edificio de mi empresa. Éste departamento lo uso para descansar luego de un arduo día de trabajo en Scarlett's lingerie, y en otros casos cómo los de hoy: follar cuando se da la oportunidad.

No permito que ninguno de mis amantes ocasionales pise mis habitaciones, ya sea en el pent house o en la habitación que poseo en casa de mis padres.

-Ya puedes irte, Caín -Lo miro a través del espejo-. Tus placenteros dotes ya no son requeridos para mí.

Le guiño un ojo, cínica.

Esas palabras hacen que se levante de inmediato, caminando desnudo hacia mi lugar para posicionarse detrás de mí y agarrar mi cuello con su mano desde atrás, apartando el cabello de esa zona para decir:

-Si solo abrieras tu deliciosa boca para gemir cómo lo haces mientras te doy cómo te gusta, te harías aún más hermosa.

Apenas termina de decir eso, mis glúteos reciben azotes propinados por sus grandes y tatuadas manos, azotes que ocasionan que suelte un largo jadeo ahogado, la reacción sorpresiva hace que deje caer el cepillo que tenía en mis manos para sostenerme fuertemente de los bordes de mi tocador y empinar mis pies en punta.

- Imbécil -le siiseo fulminándolo con los ojos a través del espejo, ganándome otro azote más fuerte-. Me sabe a mierda ser más hermosa, no existe tal punto, yo soy el límite de la belleza, cabrón.

-Sí, preciosa, sí. Cómo tú digas -se mofa riéndose en mi oído-. Mi hermano tendrá una pelea en el club el domingo por la noche, avísame si quieres ir para follarte en los camerinos -voltea mi cara ferozmente hacia él para darme un duro y prolongado beso que lo hace gruñir en mi boca y apretarme un glúteo con su mano libre- Deliciosa.

Se aparta de mí para recoger su ropa regada por el suelo y posteriormente cambiarse, lo ignoro aplicándome mi precioso gloss Dior en color cereza cuando azota la puerta yéndose.

Scarlett's Desire [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora