Capítulo veintidós.

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Maratón [3/3].

What's going on?

Alanna.

No sé qué estaba pensando en el momento que decidí seguir esa maldita cuenta de Instagram y enviarle dms, pero no me arrepiento ni un poco, ella debe saber que Azael es mío y no me lo quitará.

Ésta madrugada por parte de un amiguito dentro de la seguridad de Azael, mientras me encontraba en el laboratorio formulando mis nuevos productos dermatológicos, me enteré que pasó toda la noche con una pelirroja despampanante de ojos grises, muy conocida para mí ya que la muy alegre era la novia o quién sabe qué de Caín, la chica que conocí aquél día en una pelea de Azael.

Apenas supe de aquella mierda decidí manifestarme con insistentes llamadas al teléfono de Azael, llamadas que, claro, fueron ignoradas debido a que el señor se encontraba demasiado ocupado haciendo de cuanta porquería con la tipeja esa. «Me enerva, me calienta la sangre».

Luego de muchas llamadas, alrededor de las seis de la mañana,d por fin me contestó con la voz enronquecida y un poco somnolienta, mostrándome su voz de recién follado.

-¿Quién murió? -es lo que dijo apenas contestó, con voz fría.

-Estuve pensando en tí toda la madrugada, deseándote, ¿qué haces? -ignoro su pregunta sarcástica enfocándome en mi propósito.

-No te interesa -contestó seco.

-Oh, sí me interesa -hablé dulcemente-, pero bueno, no llamaba para eso, te llamo para recordarte que tienes cita con Dante en quince minutos.

Dante es un colega dermatólogo, es quien se ha encargado de todos los asuntos dermatológicos de Azael desde que volvió de Estados unidos.

-Bien -noté que intentaba colgarme a lo que yo aprovecho y lo interrumpo hablando de nuevo.

-Ah y, quiero tu opinión. Me haré un cambio de look, ¿cuál color te gusta más, negro o rojo? -sonreí-. Creo que pelirroja me vería sexy, cómo esa novia de Caín ¿qué te parece?

-Me vale un bledo, haz lo que quieras -responde de manera fría e inexpresiva.

Luego de eso me colgó y yo más feliz y furiosa a la vez no pude estar, ya lo avisé y espero capte los riesgos si no quiere que su zorra sufra las consecuencias por meterse con lo que me pertenece.

«Con una Fitzgerald no se mete nadie, y menos una vendedora de trajes de baños de quinta».

[...]

Scarlett.

Cuando el sol cae, dándole paso a la tarde, ya tenemos toda la mansión lista y dispuesta para la celebración.

Corro a mi habitación para comenzar a alistarme con el vestido que compré para la ocasión, se trata de un vestido de seda satinada, justo al cuerpo y casual con escote poco pronunciado y recto, del cual se sostienen dos tiras delgadas de tela en mis hombros. Tiene una abertura delicada desde el inicio de mi muslo derecho hasta unos tres centímetros arriba de mi tobillo y la tela es de color negro.

Me baño lavándome el cabello con una mascarilla roja protectora de color, la cual es un poco innecesaria ya que el color se ha ido haciendo mío, por lo tanto, ya casi no debo estar retocándomelo porque mi cabello a adoptado ese color cómo el suyo natural, «Extraño, sí, pero más feliz de ello no puedo estar».

Hidrato mi piel como de costumbre, adentrándome en mi momento favorito del día; el cuidado personal.

Salgo del baño caída la noche y es cuando aprovecho a maquillarme no sin antes prepararme correctamente la piel. Delineo mis ojos con un delineado ahumado en color café, labial rosa nude, contorno y rubor ligero, finalizo sellando mi cara con polvo translúcido.

Scarlett's Desire [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora