Capítulo veintitrés.

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Thunder vs. Thunder.

Scarlett.

No le quito la mirada de encima maquinando en mi mente las ganas que tengo de asesinarlo de mil formas. Él, cómo todo un cínico, solo me mira con expresión serena y hasta con un deje de diversión.

«¿Qué mierda sucede en la cabeza de éste tipo?»

Carraspeo llamando la atención de Lily, haciendo que note mi expresión molesta.

—¿No me presentarás a tu amigo, Lily?

Se remueve incómoda.

—Eh, sí. Azael, ella es Scarlett, mi hermana y, Scarlett, él es Azael, un amigo —nos presenta viendo entre uno y el otro con una sonrisa un poco tensa hasta que la cara se le ilumina y se percata de algo antes de vociferarlo animosamente:— ¡Oh por Dios!, se llama Azael cómo tu... amigo, Scar.

Me sonríe, inocente a todo.

Enarco una ceja antes de sonreírle un poco a Lily.

—Sí —miro directamente al gris de los ojos de Azael, borrando la sonrisa y dándole paso a mi expresión maliciosa susurrando:— Igual que mi amigo.

Recalco la última palabra con suavidad y le quito la mirada, posándola en Lily.

—Sí, vamos adentro —nos invita efusivamente.

—Despues de ustedes —les digo, cómo toda buena chica y ellos acatan pasando por mi lado. Sigo a Azael con la mirada hasta que se adentran en la casa.

Le lanzo dagas por la espalda maldiciéndolo.

«¿Qué cojones pretende este tipo?. ¿Él sabía que ella era mi hermana?»

Joder.

Resoplo molesta y me adentro en la casa desviando al minibar mientras maldigo por lo bajo. Me sirvo un vaso de whisky frío para bajarle al enojo que me causa ese jodido hombre, sintiendo el líquido color ámbar quemarme deliciosamente la garganta.

Luego de varios vasos más, me encamino a la fiesta con un vaso en mano a medio beber cuando ya me siento más tranquila.

Me postro en la entrada del jardín mirando a los invitados y, sin querer, tratando de localizar al demente al cuál hallo sentando charlando con mamá y Lily, cómo una parejita presentándose con la suegra.

Me bebo casi todo el contenido de mi vaso de sopetón y bufo fastidiada. Hago el ademán de adentrarme en la fiesta cuando una persona tropieza conmigo por detrás, haciéndome derramar el poco del líquido ambarino de mi vaso.

—Joder —exclamo molesta, volteándome hacia la persona con la que me tropecé.

Me quedo de piedra viendo al jodido rubio repleto de tatuajes detrás de mí.

«Los malditos Lockwood».

Caín me regresa la mirada, sin una pizca de extrañeza. Me sonríe malicioso con un bonito hoyuelo sobre su mejilla derecha, notando mi consternación.

—Tiempo sin verte, nena —me saluda provocando que lo mire mal.

Me acerco a él hasta quedar a centímetros de su cara.

—¿Qué haces tú acá? —le siseo entre dientes, extrañada.

—Tranquila, nena, por tí no estoy acá —me guiña el ojo separándose de mí—. Vengo de invitado de otra pelirroja preciosa.

Me sonríe con malicia.

«Joder, no lo recordaba tan atractivo».

Viene vestido de su color predominante, el negro. Pantalón, camisa pero tenis blancos. Lo analizo rápidamente, enfocándome unos segundos en sus visibles y góticos tatuajes.

Scarlett's Desire [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora