Con manos temblorosas, Etienne tomó la caja y la sostuvo durante un largo rato sin decir nada, simplemente mirándola.
Los ojos de quienes reconocieron el objeto en su interior se oscurecieron con frialdad.
Ludian incluso bajó la cabeza.
—Thiel.
Etienne la bajó con suavidad, permitiéndole ponerse de pie por sí misma. Luego, se agachó para estar a la altura de la niña y mirarla directamente a los ojos.
—Esto... Es tuyo.
—¿Mío?
—Sí, es tuyo.
Etienne le entregó la pequeña caja.
Thiel la observó por un momento antes de tomarla con sus pequeñas manos.
Con cuidado, deshizo la cerradura.
*¡Clic!*
El broche se abrió, y la niña lentamente levantó la tapa.
Dentro había...
—...
Una pequeña prenda de vestir.
Era tan diminuta que apenas podía considerarse ropa, más bien parecía un trozo de tela blanca, como aquellos que se usan para envolver a un recién nacido.
Thiel supo instintivamente que era la primera prenda que se le ponía a un bebé al nacer.
Era demasiado pequeña para ser otra cosa.
En el centro, estaba bordado el emblema de Asterian.
Los bordados tenían algunos detalles irregulares, un poco toscos y desprolijos, pero nada de eso importaba.
—Esto...
—Tu madre lo hizo para ti. Quería ponértelo con sus propias manos cuando nacieras.
Ante las palabras de Etienne, todos guardaron silencio.
Ferdi y Ludian eran apenas unos bebés cuando Lena desapareció, por lo que no recordaban que ella había hecho esa ropa con sus propias manos.
Pero sabían de su existencia.
Y recordaban.
—¡Etienne!
A Cassius, gritando con desesperación mientras sujetaba con fuerza la muñeca de Etienne en el funeral de Lena.
—¡No puede ser, no puede ser!
A Etienne, abrazando esa pequeña prenda como si fuera su última esperanza, aferrándose con todas sus fuerzas.
Cassius y Alpiers intentaron convencer a Etienne de que colocara la prenda en el ataúd vacío de Lena durante el funeral.
Nunca pudieron recuperar su cuerpo, así que no tuvieron más opción que llenar ese ataúd con las pocas pertenencias que le quedaban...
Sin embargo, Etienne se negó rotundamente a entregar esa prenda porque sabía con qué expresión Lena había bordado esas puntadas.
Y su decisión fue la correcta.
Con el paso del tiempo, la prenda terminó regresando a las manos de su verdadera dueña.
A las manos de una dueña que había crecido lo suficiente como para ya no poder ponérsela.
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Bebé leopardo de las nieves de la familia de las panteras negras
RandomComo nací siendo una híbrida y mi abuelo materno abusó de mí porque era una niña inútil que no heredó ninguna habilidad de la familia de mi padre o madre, y finalmente terminé muriendo. Por alguna razón regresé al pasado con mis recuerdos, pero mis...