Narra Laura
—Laura —la voz suave de mi madre me llama, pero no abro los ojos —. Laura —insiste subiendo su tono de voz. Me muevo un poco, pero sigo sin abrir los ojos —. ¡Laura! —grita cerca de mi oído y ahora si abro los ojos.
Llevo mi mano al pecho, mi corazón se ha acelerado considerablemente por el repentino grito. Miro a mi madre y la fulmino con la mirada; de fondo escucho a mi padre reírse.
—Tan delicada como te recordaba, mami —inquiero saliendo del coche.
Me estiro exageradamente, gimo, mis músculos están jodidamente agarrotados y mi cuello ni te cuento. Maldito coche, pero no puedo negar que he dormido muy bien. De pequeña, durante un viaje largo, siempre me acababa durmiendo en él; solo que cuando era pequeña era, bueno, pequeña y podía incluso tumbarme entera en los asientos de atrás sin ningún problema. Ahora he crecido y de milagro, y con las rodilla dobladas, puedo tumbarme. Por fin entiendo a Peter Pan y su afán de no crecer nunca, ser mayor es una mierda; sin contar con las innumerables responsabilidades que la madurez conlleva.
—Tan vaga como te recordaba, hijita —inquiere mi madre con el mismo tono que yo. Ruedo los ojos.
Camino despacio hacia el maletero del coche, con los tacones no puedo ir demasiado rápido; aún que en los últimos años ha cogido práctica y casi puedo correr. Acomodo un poco mi pelo, sirviéndome de excusa para que mi padre saque las maletas él solo del maletero. Sonrío satisfecha y cojo una de ella, de las otras dos se encargan mis padres. Comienzo a caminar rumbo al edificio en el que me crié. Aprovechando la ventaja que les saco a mis padres me detengo frente a él y lo observo. La pintura está ya algo gastada y tiene zonas donde esta se está callendo, los barrotes de las ventanas del primer piso están ya oxidados, el rojo predomina sobre el blanco de esta; la puerta está poco más o menos, la pintura se está cayendo y ya no está del mismo tono gris que hace seis años. La tristeza me invade, al fin y al cabo los seis años no solo han pasado por mí. Una pequeña sonrisa se escapa de mis labios mientras lo observo. Durante quince años este fue mi hogar, fue el lugar donde di mis primeros pasos; el edificio que me vio crecer.
—¡Laura, vamos! —exclama mi madre sacándome de mis pensamientos.
Va unos pasos por delante de mí, a su lado está mi padre y ambos me miran algo preocupados. Le dedico una pequeña sonrisa para tranquilizarlos y comienzo a caminar de nuevo. Mi madre abre la puerta del portal por el que tantas veces he entrado o salido del edificio. Observo con detenimiento el interior, todo sigue igual; incluso el olor a antiguo. Los buzones se ven muy desgastados y la pintura del interior del edificio ha pasado de blanco a un gris algo amarillento; las escaleras siguen igual, pero la barandilla también está muy desgastada. Y como no, sigue sin haber un maldito ascensor.
—¿Vas a seguir embobada mirando todo o vas a subir de una vez? La maleta pesa y mi espalda no es la de hace seis años —se queja mi padre y yo ruedo los ojos. Cincuenta y un años, el pelo casi blanco, y mi padre ya se comporta como un viejo cascarrabias.
Sin decir nada comienzo a subir las escaleras. Mi corazón se acelera y las mariposas asesinas de hace seis años, a las que daba por muertas, mágicamente reviven en mi estómago justo cuando piso el rellano del segundo piso. Una ola de recuerdos de hace seis años inunda mi cabeza dejándome entre alegre y triste; una sensación como agrigulce. Observo la puerta por la que le vi salir tantas veces y el temor de que salga me invade, pero permanezco firme. Delante de mis padres tengo que ser la mujer estudiosa que olvidó a su primer amor hace tiempo, no quiero que sientan lástima por mí de nuevo; aún que por dentro sigo siendo aquella adolescente de quince años a la que le destruyeron el corazón de un forma muy cruel.
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Amándote de nuevo, gilipollas #2 (Editando)
Teen Fiction«Me fui para tratar de olvidarte y he regresado queriéndote más» Me hizo daño, rompió mi corazón y aún así sigo dispuesta a entregárselo una vez más. Aviso: estoy corrigiendo la historia, esto conlleva cambios y, tal vez, un capítulo corregido no te...