07| Te he echado de menos

1.3K 85 8
                                    

Narra Laura




No sé que hora es, hace un rato que perdí la noción del tiempo y tan solo me he centrado en bailar y en Marcos. Besarle fue lo mejor que he podido hacer, pero éste pensamiento creo que es infundado por el alcohol en sangre que tengo; de lo contrario, ahora mismo, estaría histérica y maldiciéndome a mí misma por ser la misma idiota que volvió a caer en sus encantos de chico malo, aunque ahora esos encantos son más de empresario misterioso. Tras la botella de Tequila continuamos bebiéndonos otra de esas, pero esta vez como es debido: con sal y limón. Estoy muy borracha, demasiado a decir verdad, y lo mejor de esto va a ser la tremenda resaca que voy a tener mañana, pero prefiero no pensar en ello. De Laura y de Gabi no he vuelto a saber, no sé donde se han metido o si ya se han ido, pero tampoco me interesa.

Marcos, que está sentado a mi lado en el sillón, pasa un de sus brazos por mis hombros y me acerca más a él. También está borracho, pero intuyo que menos; se controla mejor que yo. Suspiro y cierro los ojos. He echado de menos sus caricias, su cercanía, su aroma, su tacto, su voz..., todo. Le he echado de menos cada día, a cada hora y en cada segundo. Él ha sido el dueño de mi cabeza y corazón todo este tiempo y duele admitirlo, pero el estar borracha ayuda. Por eso no me sorprendo cuando digo en alto:

—Te he echado mucho de menos.

Siento como se tensa a mi lado. Abro los ojos y los fijo en su oscurecida y penetrante mirada, sintiéndome pequeña y patética por decirle eso. Intento levantarme, incómoda, pero él y sus manos en mi cintura y mano me lo impiden. Le miro y él me mira a mí. Tira de mí y caigo de cuelo en el sillón. Poco a poco se acerca a mí, o tal vez él está tirando de mí para acercarme a él; sinceramente me da igual, tan solo me importa estar cerca de él. Suspiro al sentir su cuerpo a escasos centímetros.

—Yo también te he hecho de menos —susurra muy cerca de mis labios.

Mi corazón se acelera al escuchar sus palabras y mi respiración se entrecorta. Me obligué a creer que él no me quería, que nunca me quiso y que tan solo quería follar conmigo; para mí era más fácil pensar eso porque me facilitaba el odiarle. Necesitaba convencerme a mí misma de eso para así poder odiarle y de alguna manera, olvidarle. Pero al final para lo único que me sirvió fue para hacerme mucho más daño porque nunca conseguí odiarle.

Cierro los ojos durante unos instantes, lo junto para sentir su cálido tacto en mi mejilla. Un suspiro sale de mis labios antes de que estos sean devorados por la boca de Marcos. Gimo por la sorpresa, pero respondo de inmediato. Nuestros labios se mueven en una perfecta armonía, como lo hacían hace seis años. La nostalgia me invade y llevada por el deseo de volver a experimentar lo que solo Marcos me hace sentir aumento el ritmo del beso, antes lento y romantico. Escalofríos recorren mi anatomía mientras siento mi acelerado corazón golpear con dureza contra mi caja torácica. El beso es apasionado y exigente, como si intentásemos, en un solo beso, recuperar el tiempo perdido.

Nos separamos ambos con las respiraciones entrecortadas. Nuestra mirada se encuentran y nuestras frentes se juntan. Durante unos segundos reina la calma entre ambos, aunque por dentro me encuentro agitada y excitada. Olvido todo a mi alrededor, la música y las voces las escucho lejanas y los olores casi ni los percibo, tan solo me centro en él. Sus labios rozan los míos y me estremezco al sentir la punta de su lengua repasar el contorno de mi labio inferior. Suelto un jadeo de satisfacción, lo que él aprovecha para morder mi labio inferior y eso desemboca en otro apasionado beso. Mis manos aprietan su mandíbula, acaricio su barba que me hace cosquillas en la palma de mis manos, pero lo ignoro. Sus manos bajan por mi cintura hasta mi trasero, el cual aprieta y en el que da un pequeño azote que me hace gemir. Sin pensarlo mucho me siento a horcajadas sobre él. Jadeo al sentir su miembro, el cual no sentía desde hace seis años, contra mi húmedo centro.

Amándote de nuevo, gilipollas #2 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora