10| Has visto demasiadas películas

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Narra Laura




Drew Cárter Johnson, hijo de un importante empresario, futuro empresario y mi prometido desde hace seis meses. Moreno, de unos preciosos ojos azules y una radiante sonrisa. Jugó en el equipo de baloncesto del instituto que me dio la beca, que fue donde nos conocimos. Tiene un buen cuerpo y lo sé porque lo he visto en bañador; nunca me he acostado con él. En el instituto casi todas las chicas babeaban por él –aún que lo entiendo –, pero yo no. Marcos aún estaba en mi corazón y mente, y lo sigue estando. Siempre vi a Drew como un amigo, un gran amigo a decir verdad. Le conté todo sobre mi relación con Marcos y le enseñé el tatuaje que he estado escondiendo desde que me fui; por eso es que me duele haberle engañado y no arrepentirme por ello. Drew siempre fue cariño y amable conmigo, fue comprensivo y nunca me obligó a hacer algo que yo nunca quise.

El día que me dijo que tenía que hablar conmigo pensé que me iba a dejar; la sorpresa fue grande cuando se incó frente a mí y me pidió matrimonio. No me lo creía, es más, me pellizqué un par de veces para ver si era un sueño. Mi gran error fue decirle que sí, pensar que con él podría terminar de olvidar a Marcos mientras me seguía autoconvenciendo de que le odiaba. Fue una idiota y una egoísta. Nunca supe que vio en mí, aunque tampoco noté que le gustase; al parecer todos lo sabía menos yo, claro que aún no dejaba de llorar por Marcos. Por eso me sorprendí cuando hace dos años me pidió salir tras confesarme lo que sentía. No sentía lo mismo, tan solo le quería como un amigo; incluso como un hermano, pero no como un novio.

Me quedo quieta al verlo parado al lado de mi madre regalándome una de sus encantadoras sonrisas. Lleva una camiseta simple blanca, unos vaqueros y unas deportivas. Me alegra verle vestido así y no con el traje. Hace un año se graduó, estudiaba empresariales y marquetín de empresa y este año han sido practicas en una sucursal de Londres ya que no quería hacerlas en la empresa de su padre. El tiene la misma edad de Marcos por lo que me saca dos años, es decir que tiene veintitrés años.

—¿No vas a saludarme? —pregunta divertido cruzándose de brazos.

Algo aturdida me acerco a él, pero antes me deshago de los tacones que me están matando. Mi madre me asesina con la mirada por eso, es una maldita maníaca del orden. Paro frente a él, me toma de la cintura y me besa en los labios. Le sigo el beso, pero no siento nada; mi cuerpo no reacciona ante sus labios. Antes pensaba que sí, que los besos de Drew también eran especiales, pero me he dado cuenta de que me había hecho creer a mí misma que así era cuando en realidad no sentía nada. Ahora es cuando me doy cuenta que no puedo ni debo casarme con Drew, por su bien y por el mí, pero soy tan cobarde y egoísta que no puedo hacer eso. Mi mente y mi corazón luchan entre ellas por lo que es bueno para mí y por lo que me hará feliz; finalmente gana mi mente, aunque ganó hace tiempo ya.

—¿No venías en un mes? —pregunto confusa dando un paso hacia atrás.

—He querido venir antes y darte una sorpresa —responde y me da un beso en la mejilla.

Sonrío, pero es una sonrisa falta.

«Y menuda sorpresa me ha dado» pienso.

Vamos los tres al salón donde, sin pensármelo y como siempre hago, me tiro en el sillón y suelto un jadeo de puro cansancio. Al mirar a mis dos acompañantes me doy cuenta de que mi madre me está volviendo a asesinar con la mirada, aunque ya me lo esperaba dado que odia que me comporte de esa manera cuando ella se encargó de darme una buena educación y modales y, para ella, tirarse en un sillón no es de buena educación y modales. Por otro lado está Drew que lucha con todas sus fuerzas por mantener las formas y no reírse. Él me conoce desde hace seis años y sabe perfectamente como soy y más cuando estoy en confianza. Lo mejor de todo es que él es igual que yo, estoy segura de que si estuviésemos en su casa él haría lo mismo y yo sería la que luchase contra la imperiosa necesidad de reírme.

Amándote de nuevo, gilipollas #2 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora