Capítulo 29

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Narra Laura





Bajo del coche y camino hacia la casa de mi mejor amigo mientras pego el teléfono a mi oído, llamándole por decimoquinta vez en menos de diez minutos, ¿qué coño está haciendo para no cogerme las llamadas? Guardo el móvil en el bolsillo y acelero el paso hasta estar frente a la puerta. Llamo al timbre. Espero unos segundos y entonces se me viene una pregunta a la cabeza: ¿y si está con un tío? Mi amigo es muy fogoso y puede estar un día entero dale que te pego; claro que, luego, a lo mejor se tira un mes sin hacer nada.

Me doy la vuelta, si se trata de lo que pienso dudo mucho que me abra la puerta; ni siquiera la habrá escuchado.

—¿Laura? —escucho a mis espaldas y rápidamente me giro encontrándome con mi mejor amigo tan solo el calzoncillos y el ceño fruncido —¿Qué haces aquí?

Camino hacia él y le empujo suavemente. Después procedo a darle un abrazo de koala y permanecemos así unos segundos hasta que me bajo de encima suya.

—Idiota, me tenías preocupada. No cogías mis llamadas y pensaba que a lo mejor te había pasado algo —le confieso enfadada.

Lalo rueda los ojos, divertido.

—¿Porqué siempre eres tan dramática? —cuestiona divertido cruzándose de brazos.

—Porque si no fuera dramática, no sería yo.

—¿Qué es, Álvaro? —cuestiona una tercera voz muy familiar a las espaldas de mi mejor amigo.

Lalo se da la vuelta permitiéndome ver quien es el dueño de esa voz y mi mandíbula casi de desencaja al ver que se trata de Drew, el cual, al igual que mi mejor amigo, también va en calzoncillos. Se frota el ojo derecho como si se acabara de despertar —que seguro es lo que ha pasado —, su cabello está revuelto y en sus calzoncillos se puede entrever una cosita que yo jamás llegué a ver. Miro a mi mejor amigo, sorprendida, y luego a Drew, quién, al verme, se ha sonrojado y rápidamente ha tapado sus partes nobles.

En este momento siento que mi cabeza va a explotar. ¿Desde cuándo Drew es gay? Y lo más importante: ¿porqué no me lo ha contado antes? Mi cabeza comienza a enlazar cosas, actos y comentarios de él y entonces todo me cuadra; ahora entiendo porqué no le molestó que yo le hubiera sido infiel con Marcos y porque jamás me presionó a hacerlo con él a pesar de llevar años juntos.

—Lo siento, amiga, no sé cómo pasó, yo...

—¿Enserio te estás disculpando? ¿Eres tonto o te diste un golpe al nacer? —cuestiono antes de lanzarme de nuevo a sus brazos y besar su mejilla repetidas veces —No sabes cuanto me alegro —susurro cerca de su oído.

—¿Me uno u os dejo solos? —cuestiona tímidamente Drew detrás de nosotros.

Lalo y yo nos separamos para mirarle. Le dedico una sonrisa y camino hacia él para abrazarle también. Me duele que me haya ocultada algo así después de tantos años de amistad en los cuales yo le he contado todo sobre mí y pensé que él también me había contado todo sobre él, pero me equivoqué. Por supuesto, no se lo voy a tener en cuenta ya que es un tema delicado y tan solo él puede decidir a quién contárselo y a quien no.

—¿Porqué no me lo dijiste? —pregunto separándome un poco de él. Se limita a encogerse de hombros.

—Miedo, tal vez. No sabía como ibas a reaccionar y no quería perder tu amistad. Lo habías pasado tan mal por un tío que no quería que lo pasaras mal por mí —me explica y yo no puedo hacer más que abrazarle por que es la cosa más tierna y estúpida que alguien puede hacer: estar con alguien que no quiere.

Amándote de nuevo, gilipollas #2 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora