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Azami

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Durante el resto de la noche tuve que aguantar a Kun, a mi madre, a mi primo, a mis tíos; la verdad era que con el humor de perros que llevaba, prefería que nadie me hablase. Normalmente no era así, pero la ansiedad me estaba matando. Lo más interesante que había sucedido, fue la visita de Mark y sus amigos. Yuta era muy simpático, habíamos conectado rápidamente, me caía bastante bien, sabía que a Suki le atraía y me encantaba la idea de ellos dos juntos. Por otro lado, estaba Taeyong, que parecía extremadamente incómodo, puesto que no habló mucho con nosotras.
Pensaba esto mientras cepillaba mis dientes, pronto mi hermana se unió a la acción.

-Doyoung me pidió salir. -Comentó colocando la pasta en el cepillo violeta.

-A mí también me lo pidió Kun, parece que de esta salgo hasta casada, si es por mi mamá.

-Estás muy chiquita para eso, apenas comienzas la universidad.

-El problema es ese, que mi mamá sigue pensando que soy una niña y puede influir en todo lo que hago y pienso.

-Me dan dolor de cabeza, te lo juro. Por cierto. ¿Qué le dijiste al chino? ¿Que sí?

-Le dije que no, por supuesto, tú me conoces. Pero luego Mark nos invitó y él no desperdició la oportunidad. Es muy atractivo, pero no me atrae ni un poco, aunque bueno, lo acabo de conocer.- Rodé los ojos. -Oye, y tu amor a primera vista Yuta. Es como que muy genial. -Dije secándome la barbilla luego de enjuagarme la boca.

-Creo que se parece mucho a ti en cuanto a personalidad. -Me encogí de hombros.

-Voy a casarme con Taemin. -Suspiré. Siempre que teníamos la oportunidad entrábamos en el tema de nuestros idols favoritos.

-¿Qué piensas de Taeyong?

-¿Que hay con él? -Me extrañé.

-Solo pregunto, porque dijiste que era lindo. Creo que se verían graciosos juntos, tú eres muy tierna y él se ve tan masculino y serio.

-Lindo sí que es pero... -Comencé a decir riendo de lado. Want sonó melódicamente en mi teléfono móvil avisando de una llamada. -Espera. -Fui hasta la cama, dónde estaba tirado y miré la pantalla. -No te voy a responder. -Dije en voz alta al ver de quien se trataba, intenté resistirme realmente, pero a la cuarta vez tomé la llamada.

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-Hola

-Hola pequeña. ¿Cómo estás?

-Todo bien papá. ¿Y ustedes?

-Estamos bien. ¿Cómo te va por España?

-Resulta que... Acabo de regresar.

-¿De verdad? -Imaginé que estaba... ¿Feliz?

-Así es.

-Debo sacar un tiempo para ir a verte. -Sonreí esperanzada.

-Sabes que soy mayor y entiendo que no puedas venir cuando quieras... –Estaba mintiendo, me molestaba un montón que no viniese a verme, hacía un año que no nos encontrábamos.

-Quisiera verte ahora, pero tu hermana no está nada bien.

-¿Está enferma?

-Tiene fiebre y un poco de infección en los riñones.

-Oh, pobre. De seguro se siente mal. -Ya me había acostumbrado a las enfermedades de Akina. Irónica la contradicción de significados en nuestros nombres, pues el suyo, flor de primavera, ni siquiera era necesario compararlo con el mío, era natural que amaran a las flores y no a los cardos.

-Así es, cuando se mejore quizás pueda ir a verte. ¿Necesitas algo? ¿Están ajustadas de dinero?

-Todo está bien. - No necesitaba nada de eso de él.

-Entonces te dejo, porque tengo que hacer algunas cosas en casa. Hasta luego, te quiero mucho.

-Adiós papá. -Me desplome en la cama frente a Suki y Aya, que acababa de entrar.
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-¿Que te dijo? -Cuestionó mi mamá.

-Preguntó que si necesitaba dinero y le dije que no.

-¿¡Pero tú eres tonta!?

-No lo necesitamos. He vivido sin necesidad de pedirle nada durante todos estos años. ¿Entonces por qué debo pedirle dinero? ¿No crees suficiente con mendigar amor? –No nos faltaba nada.

-No estás mendigando, como padre, debe darte dinero aunque sea.

-Por Dios, yo no quiero dinero, el dinero es basura. -Grité con una lágrima corriendo por mi mejilla y un doloroso nudo en la garganta.

-Ya claro, pero es el mío el que te paga todo.

-¿Tú fuiste quien me crió no?

-Sabes qué, me voy porque contigo no vale la pena pelear.

-¿Qué pasa? -Dijo mi abuela desde fuera. Y conociéndola como lo hacía, definitivamente me defendería, mi mamá se pondría celosa y la pelea la escucharía todo el vecindario.

-No pasa nada, ya déjenme en paz.-Cerré dando un portazo y volví a lanzarme a la cama.

-No soporto cuando te hacen llorar. -Dijo Suki al colocar mi cabeza en sus piernas.

-Mierda. -Lloré con rabia. -Quiero escapar de toda esta porquería.

-Me pregunto cuando se darán cuenta de que ya somos mayores de edad.

-Odio que me llamen tonta. -Murmuré.

-Ya lo sé.

-¿Sabes? En cuanto a los chicos... Los odio, porque todos los hombres son exactamente iguales y no puedo confiar en ninguno, todos te prometen amor eterno y al final te dejan sin ningún miramiento. ¿Crees que tenga una oportunidad de enamorarme algún día?

-Ya verás que sí. -Acarició mi cabello maternal.

-Es que ya no sé si lo que busco es un novio, o un padre. Y me hace ilusión, hablar sobre amor, pero, me da un miedo terrible enamorarme y que me abandonen como lo hizo mi papá.

-A mí me aterra que jueguen conmigo. Ya, no llores. Además, hay que planear nuestra noche con los chicos. ¿Recuerdas? -Sonreí.

-Desearía olvidar mis problemas solo por esa noche.

PerfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora