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Suki:

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Azami se fue temprano, escoltada por Kun, los demás nos mantuvimos en la casa de Mark, el cuál aseguraba hacer bien las palomitas esta vez.

-Mejor desaparece. –Dijo Yuqi vaciando por tercera vez el bol de maíz calcinado. Nakamoto me miró e hizo un gesto con la cabeza del que solo me percaté yo. Caminé detrás de él obedientemente, cuando salí de la habitación se encontraba parado frente a las escaleras.

-¿Qué pasa? –Pregunté.

-Nada, es que en esta semana no hemos podido hablar y me moría de ganas de verte. ¿Subimos? –Sonrió indicando el piso superior con los ojos.

-¿Qué pasará si subimos? –Volvió a sonreír. –Tendrás que averiguarlo. –Había una señal de alarma sonando en mi cabeza, pidiéndome que detuviera toda esa locura, pero aun así tomé su mano riendo y lo llevé escaleras arribas, a una habitación de invitados que se usaba en pocas ocasiones; al llegar a la puerta, la abrió por mí y me aló hacia adentro, luego me arrinconó a ella, con una sonrisa perversa. –Eh. ¿Qué haces? –Lo corté riendo. –Lo siento, pero no te conozco de nada. Normalmente, no me dejo tocar de desconocidos. –Me escabullí por debajo de su brazo con las manos en la espalda y me senté en un pequeño sofá. Rió.

-Tienes razón. ¿Dónde están mis modales? –Dijo poniéndose cómodo en el otro extremo. –Es que claro, cuando te veo me desconcentro un poco. –Continuó en voz ronca. –Pero dime. –Volvió a la normalidad y me miró. -¿Qué quieres saber de este extraño?

-Primeramente. ¿En qué trabajas? Es que me quedé pensando en que eras stripper o algo por el estilo.

-¿Tengo cara de stripper? –Negué. -¿Quieres que haga striptease?

-No por Dios. –Ahora no. –Quiero que seas serio.

-Está bien. Yo trabajo en una empresa.

-¿De qué?

-Eso te lo diré luego.

-Muy bien. ¿Qué estudiaste?

-Marketing.

-Oh, que genial. –Lo hice reír, vaya que tenía una sonrisa preciosa. – ¿Tu familia es grande?

-Mucho. Tengo muchas tías y primos por parte de mi padre. Solía vivir con mis hermanas y mis padres. –Se movió un poco hacia mí. – ¿Tú en qué trabajas?

-Soy enfermera.

-¿De verdad? –Se quedó pensativo.

-¿Qué?

-Estaba imaginando como te verías con el uniforme.-Me entró una risa que no pude contener. –Dime. ¿Tú y Azami siempre fueron así de inseparables?

-En realidad no. Ella solía ser más cercana a Gen cuando éramos niños.

-¿Gen es tu hermano?

-Así es.

-Tu mamá me cae muy bien.

-¿Y tú de dónde conoces a mi mamá? –Alcé una ceja.

-El día en el que nos conocimos tú y yo, me trató excelente y ya nos hemos saludado un par de veces cuando vengo a molestar a Mark con algo.

-No me lo imaginaba.

-Tu padre si me pedía que me marchara con la mirada.

-Mi papá es un mundo aparte. –Se acercó más. – ¿No te puedes estar quieto? –Acarició mi pelo, sus piernas rozaban las mías.

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