Azami:
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-Entonces se me resbaló el plato de papas fritas llenas de salsa sobre la chica y me gritó burro. -Di vueltas en la cama riendo, no podía creer que Haechan fuese tan torpe con las chicas.-No te rías, la pasé mal, fue un evento traumático en mi vida, no quiero pasar por eso otra vez.
-Pero la chica te gusta. ¿No?
-Bueno, es linda, pero da miedo.
-Cualquier chica da miedo si le lanzan comida a la ropa. -Llevé una mano a mi cabello estrujándolo un poco.
-Azami, visita. -Dijo mi madre seria en la puerta.
-Fullsun me tengo que ir ahora.
-¿Te he dicho que tu mamá no me simpatiza? -Reí. -Vente a vivir conmigo porfa.
-Se te fue la pinza. Recuerda que aquí no tomo yo las decisiones.
-Hasta luego entonces. Te quiero.
- Yo también te quiero un montón. -Le lancé un beso y escuché su risa. -Hablamos luego.
-Vale.
-¿Quién me busca? -Pregunté llegando a la sala.
-Hola.
-¿¡Papá!?- Debía ser una tonta por ponerme a llorar delante de él. Después de todo me alegraba muchísimo de verle, así que corrí para abrazarlo. -Te extrañé demasiado.-Lloriqueé.
-Y yo a ti. -Si claro, miénteme, que me encanta.- Y bueno que grande estás.
-Igual que la última vez, ya tengo 19 no creo que pueda crecer mucho más.
-Estás alta, pero no has engordado ni una libra. ¿Comes bien?
-Por supuesto que come bien, yo la alimento a su hora y además debe estar saludable si queremos que su lindo novio de el paso adelante.
-¿El pa... el qué? -Quedé atónita.
-Sí, ya sabes, comprometerse.
-Estás loca. -Me reí sin darle importancia porque prefería no preocuparme de algo como eso en ese momento.
-¿Damos una vuelta?
-Sí claro, voy por unos zapatos, no tardo. -Volví a su lado en un dos por tres y comenzamos a rodear la calle.
-Ven, compremos helado. -Asentí, él no tenía idea de que hacía años que odiaba el helado, acepté porque era mi papá.
-Ayane me dijo que tenías bastantes amigos últimamente.
-Ah sí. Son unos cuantos.
-¿Alguno en especial que deba conocer? -Dijo sentándose en el banco.
-No, creo que no. -Ni siquiera entendía bien el significado de esta pregunta. Me senté a su lado.
-Bueno, el otro día uno te acompañó a casa en la noche.
-Oh, ese era Lee Taeyong.
-¿Y bien?
-¿Y bien qué? -Mi papá tenía una sonrisa cómplice.
-No lo sé, dime tú.
-Solo nos encontramos de camino. Él se la pasa en la calle fotografiando cosas, fue casualidad aquel día.
-¿Es fotógrafo?-Asentí.
-Es muy bueno, deberías ver las fotos, son geniales.
-Entonces, con el fotógrafo este, no hay nada. Nada más que amistad.