Azami
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Debía recuperar mis cosas, mi bolso con todo mi dinero, identificación y teléfono movil. ¿Mi única opción? Ir a la casa de Taeyong, mi "amigo barra amante" Aunque con todo lo que había pasado y lo que me había dicho; esa confesión sobre cómo me acarició y sobre como deseaba volver a hacerlo me ponía los vellos de punta en el más oscuro de los sentidos.
Me sentía mal por Kun, porque con él nunca había llegado a ese punto, nunca había tenido tantos químicos trabajando en mi mente; dopamina y endorfina estaban por volverme loca. -al final iba a terminar en eso. Pensaba mientras veía pasar la ciudad de largo por el ventanal del autobús, no más taxis ni madres averiguando sus ubicaciones. Me agarré fuerte al espaldar de un asiento para no caer al detenernos y así me tomó alrededor de un cuarto de hora llegar a donde deseaba.-¿Quien es ella?
-Una amiga.
-Oh.
-Nos vemos luego Taeyong. -Le besó la mejilla. Medidor de ira en la escala del 1 al 10 anda por el 13.
-Entra. -Me pidió.
-No, solo venía a buscar mi bolso.
-Ah, claro, ya lo busco yo. Voy a tardar de todas formas asi que mejor entra.
Increíble, una mujer saliendo de su casa al amanecer del día, yo sentada como estúpida en la sala y él sabiendo que interpreté todo como me dio la gana sin darme una explicación. Claro que no me la debía.
-Aquí está.
-Gracias. -Sonreí falsamente. Me puse de pie para irme de allí. No quería saber más sobre esa mujer.
-¿A dónde vas?
-A mi casa claro está. -Escupí.
-Es una amiga.
-Eso no me lo trago ni con cien días de hambre.
-¿Estás celosa?
-¿Yo? No, si yo tengo novio. Estoy molesta y no me importa el por qué.
-Eso se llama tener celos.
-Yo no tengo celos de tu "amiga" porque sólo se revolcó contigo.
-Yo no me revolqué con ella.
-Bueno lo que sea que hayan hecho, Taeyong, no me importa. -Aclaré.
-Pero sigues metida en el tema.
-Ay por favor, ya me voy.
-¿Te vas?
-Sí.
-No.
-¿Uh?
-Yo te dije que entraras, pero no te he pedido salir.
-¿Y desde cuándo tú me ordenas cosas!? -Mi teléfono sonó y fui a responderlo, pero Taeyong me lo arrancó de las manos y respondió él.
-Haechan ella está ocupada, llámala después. -Soltó el móvil en el sofá.
-¿Qué mierda haces?
-Ahora sí, me aclaras bien que te sientes. ¿Celosa? ¿Molesta?
-Molesta y me la voy a desquitar contigo.
-Sigo diciendo que son celos.
-¿Cuándo pasaste a ser idiota?
-Soy hombre, siempre he sido así.
-Yangyang tiene razón, que tóxico eres.
-¿A que te demuestro cuán tóxico puedo ser?
-No me amenaces Lee Taeyong, porque puedes terminar mal parado.
-Yo dudo que el que termine en esa posición sea yo. -Avanzó hacia mí, arrinconándome sobre el sofá.
-Aléjate de mí. -Me retorcí bajo él. -¡No me toques! -Chillé. Tomé fuerzas, lo empujé y quedó debajo de mi gracias a una pérdida del equilibrio.
-Así me gusta también. -Dijo con cinismo.
-Idiota. -Traté de bajarme. Tarde, ya me había tomado de los muslos y acariciaba peligrosamente el inicio de mi falda. Se sentó y me besó delicadamente. No combinaban sus palabras con las tiernas caricias. Roces de sus labios, la calidez de su boca. Duró unos cinco segundos, hasta que comenzamos a acariciarnos descontroladamente y ya no sabíamos cómo dejar quietas las manos. -Taeyong ya basta, ya no se que estoy haciendo. -Murmuré.
-Cuando hemos caído varias veces en esto por algo será.
-Yo no quiero ser una mujer infiel. -Me puse a llorar.
-No llores por mi culpa. -Me abrazó.
-No quiero a dos hombres, yo solo quiero que termine este lío.
-Déjalo... A Kun, déjalo.
-Pero nos vamos a casar... Y yo... Yo no debería estar aquí. -Tomé el bolso busca pleitos, metí el móvil en él, asegurándome de no dejar nada esta vez y me fui llorando, me dolía el corazón de pensar en Taeyong. Fui a ver a Ten, necesitaba desahogarme y a lo mejor estaba Yangyang allí para animarme.
-Ay Ten, esto es horrible, me quiero meter bajo tierra. ¿Sabes lo culpable que me siento ahora?
-Si tu novio fuera buena persona quizás entendería, pero como es un imbécil prefiero que estés con Taeyong, hasta Yangyang sería mejor partido que Kun para ti.
-No te entiendo.
-Ese tatuaje que te regalé era para que te sintieras más libre, y desde que lo llevas las cosas han ido a peor.
-Pero... ¿Taeyong no fue quien pagó el tatuaje?
-Por dios yo a Taeyong no le cobro.
-¿Entonces nunca tuve una deuda con él?
-Creo que te confundiste.
-Creo que él me confundió a propósito. -Me despeine más de lo que estaba cuando llegué, intentando encontrar razones.