Azami:
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Haechan regresaría hoy en la noche de Corea, mi mamá aún dormía, con el nuevo amor de su vida en su habitación, mi abuela ya estaba de pie y yo estaba, a las seis de la mañana parada frente al espejo, con unos jeans muy cómodos y una blusa fresca bastante escotada; como era verano, no había problema en que usara algo así para salir, además de que no llegaba a ser vulgar porque bueno, como no tenía los pechos grandes no la hacía ver tan provocativa, era negra y muy cómoda
Tomé una mochila pequeña en dónde eché un cuaderno y lápices para dibujar, además de otras cosas que una chica puede necesitar, como dinero y unos... ¿Auriculares? En realidad me daba igual lo que necesitaría ese día. Agarré una gorra, me solté el cabello y bajé a la cocina con las converse en la mano.-A dónde vas tan bonita? -Preguntó la abuela al verme coger una tostada.
-Voy a visitar a Taeyong, necesito hablar con él. -Normal casual que me había cansado de estar peleada con Tae, porque extrañaba que se preocupara por mí, los mensajes a las cinco de la mañana, cuando se levantaba para trabajar y en las noches antes de dormir. Era infantil pensar así, pero de verdad lo extrañaba.
-¿Tan temprano?
-Estoy escapándome de la madre superiora. -Comenzó a reír.
-¿Y sabes dónde vive?
-No, le pregunté a Haechan.-Unté bastante mantequilla en el pan.
-¿Volverás tarde?
-No sé.-Dije con un pedazo de pan en un lado de la boca que me hacía sonar un poco atragantada.
-Ten cuidado. Y toma agua. -Me ofreció la jarra.
-Gracias... -Bebí hasta que el trozo bajó por la garganta.
-Con todo, solo ten cuidado. Y vuelve antes de la noche.
-Sí, ya se. Soy tonta, pero no tanto, aún quiero vivir un par de años más, si vengo por la noche Ayane me asesina.-Hasta luego abuela. -Besé su cabeza pues era más baja que yo. En la puerta me puse los zapatos y salí con libertad de la casa.
El taxi me llevó a donde le indiqué, ya eran las siete, así que seguramente él estaba despierto. Le pagué al señor que había parloteado tanto desde que monté y por fin se marchó, dejándome de pie frente a una casa de dos plantas, con una verja en la entrada y un cerezo en frente que aún no tenía ni una sola flor. Quedé esperando luego de escuchar el sonido del timbre y a los pocos minutos la puerta se abrió.
-Hola. -Sonreí. Se quedó mirándome anonadado. Iba vestido con una camiseta blanca y desmangada y por supuesto jeans rotos en las rodillas, traía un pendiente con un pequeño rayo en la oreja izquierda y sus uñas, que vi cuando se rascó detrás de la oreja y hacía tiempo que no pintaba, habían vuelto al color negro y verde neón habitual. Definitivamente iba a salir. Carraspeé algo incomoda.
-Hola. Entra. -Así lo hice. La estructura de la casa era un tanto rara, había tenido que subir las escaleras para llamar a la puerta, entonces quería decir que la sala estaba arriba, en el segundo piso.
-Siéntate, voy a preparar algo para desayunar. ¿Comiste algo en casa o quieres que prepare para ti también?-No, ya desayuné, gracias. -Me senté en el sofá mirando a mí alrededor, interesada en lo limpio y organizado que se veía todo, algo que yo normalmente no podía mantener en casa era el orden.
-¿Oye, cómo averiguaste mi dirección? -Habló alto para que pudiera escucharle desde donde estaba.
-Le pregunté al Fullsun.
