1

9 2 0
                                    


Suki

•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•

-¡Hermana! ¡Despierta! -Gitó Azami lanzándose como bala de cañón a la cama, haciendo que mi cuerpo rebotara y pegándome un susto de muerte.

-¡A-za-mi! -Comenzó a reír estruendosamente. -Si no fuera porque moría por verte, te juro que te hubiera matado.

-Perdón, perdón, el sueño es sagrado. Pero... No quería perder un minuto de estar contigo.

-Ay ven acá. -La abracé quitándole el aire. Mi prima Azami era mi mejor amiga, llevaba varios meses sin verle, puesto que mi tía había decidido vivir en España, cosa que no funcionó, o sí, hasta que se le acabó el capricho. La había extrañado un montón, sin ella el tiempo corría más lento. -Espera, déjame verte. -Me separé por un momento. Su cabello rubio, cortado recientemente a la altura de los hombros hacía unas ondas salvajes que resaltaban sus redondos ojos verdes, llevaba ropa que supuse había elegido mi tía, pues era sumamente delicada, y aunque se podía decir que tenía buen gusto, no era para nada el estilo de mi hermanita. Lo que si llevaba a su forma eran los pendientes, una pequeña mariposa en el lóbulo derecho, acompañada de una cadenita de la que colgaba una enorme al izquierdo. Ella amaba lo asimétrico, el caos le parecía maravilloso.- Te veo muy bien. -Comenté.

-Sí, ahora que estoy contigo, pero allá casi me muero de la soledad.

-¿No hiciste ningún amigo? -Alzó una ceja.

-Parece que no sabes con quien hablas. -Dijo divertida.

-Se me había olvidado que eras un limón. -Reímos.

-Ay te extrañé, te extrañé, te extrañé.- Se acurrucó en mi pecho.

-A ver cuando se le ocurre a mi tía volver a mudarse.

-Esa bruja. -Puso los ojos en blanco y reí por el comentario resentido contra su propia madre. -No dejes que me lleven.

-Lo hace por tu bien.

-No seas boba, una madre que llama a su hija "flor de cardo" no puede quererla.

-Pero si a ti te encanta tu nombre.

-A, pues también es verdad. -Sonrió. -De todas formas es lo que soy, una flor con espinas. -Reímos nuevamente. Era lo mejor volverla a ver, cuando estábamos juntas no había quien nos mantuviese calladas.

-Suki. ¿Estás en cama aún? ¡Perezosa!

-Mira el que viene a hablar, el que no levanta un dedo  ni para tomar el papel higiénico. ¡Y quién te dijo que podías entrar sin llamar a la puerta! -Alcé la voz en contra de Gen que molestaba en el umbral.

-Fea.

-¡Retrasado mental! ¡Infantil!

-Hola Gen.

-Hola Azamimi.

-¡Que no me llames así! -Se largó mostrándole la lengua, ella hizo una mueca de asco. -Por Dios Suki, yo sé que es tu hermano, y mi primo, pero... ¿Cómo lo soportas?

-Es que lo tengo que aguantar, nacimos del mismo vientre.

-Por fortuna, yo no tengo hermanos... O bueno... -Supe que volvían a su mente recuerdos que no le hacían bien e intenté distraerla de ellos.

-¡Ya! ¿Y yo qué? ¿Estoy pintada en la pared acaso? - Me crucé de brazos haciendo pucheros.

-No, no. Tu sabes que yo te quiero demasiado.-Volvió a abrazarme.

-Azami deja a tu prima arreglarse y baja a ayudarnos a arreglarlo todo. -En casa iban a dar una fiesta por su regreso, todo el vecindario estaría allí, haríamos una colecta para donar a personas necesitadas aprovechando la ocasión.

PerfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora