Especial: Yuta.
Subí a Suki al auto, ella hablaba jerigonzas sobre Johntsunami Suh. Yo también estaba muy preocupado por Azami, pero no podía dejar a Suki en esa fiesta haciendo sabrá Dios qué. Debía confiar en que los demás se encargarían de eso. Además Johnny no estaba tan loco como para meterle mano a la chica de Taeyong, nadie estaba tan loco como para eso. Todo el mundo lo respetaba demasiado.
-Veo fuegos artificiales. Wiiii. –Dijo ella abrazándome a mi cuello cuando abrí la puerta del coche. Esa costumbre de Lucas de mezclar bebidas no desaparecería nunca. Debía entrarla a la casa, era un problema porque claramente, no podía sostenerse por si misma, así que la tomé en brazos y la llevé adentro como pude, ya que ella se había hecho a la idea de que mis brazos eran una especie de hamaca y no paraba de moverse. A oscuras la llevé hasta mi habitacion y la puse sobre la cama, hasta quité sus zapatos. Se acostó boca abajo gruñendo perezosamente y fui a buscar una camiseta para ponerla cómoda, pero al darme la vuelta no estaba acostada.
-¿Suki? –Miré al balcón, pero no estaba allí, luego fui al baño, y continué dando vueltas por la casa hasta que la encontré sentada con las piernas en forma de eme frente al yacusi.- ¿Qué haces?
-Burbujas, burbujas. –Soltó una risita metiendo las manos en el agua, se
había vuelto una niña de tres años. Me puse la mano en la frente, esta noche estaba siendo desastrosa, auque igualmente ella seguía siendo adorable para mi. Cuando se puso de pié metió un pie en el agua torpemente.-¿Te vas a bañar con ropa? –Metió el otro pie, se quedó viéndome y al final se sentó. –No puede ser.-Reí. Era en verdad adorable.
-Uh, tiene colores. –Pulsó todos los botones que encontró. Luces, hidromasaje todo. –Violeta, este me gusta. –Me senté junto a ella riendo, que más podría hacer cuando se veía así de hermosa mientras se quedaba dormida. Para no perder tiempo fui a buscar una toalla, pero lo había hecho de nuevo, ya no estaba en dónde la había dejado.
-Presiento que esta va a ser una noche larga.-Suspiré siguiendo los charcos hasta la piscina, me había mojado media casa. –Eh, eh. ¿Adónde vas? –La atraje por la cintura antes de que saltara al agua. –Me estás dando trabajo.
-Yuta… -Estudió mi rostro sonriendo.
-¿Qué? –Sonreí yo también.
-Pff… te veo doble. –Empezó a reírse a carcajadas.
-Vamos a secarte para ir a la cama
-Pfff… -Volvió a reír.
-Hasta borracha lo malinterpretas todo.
-No, porque me dijiste vamos a la cama. –Me apuntó con el dedo. -Pues vámonos a la cama Yuta.
-Sí, a dormir.
-Pero yo no quiero dormir. –Apoyó la cabeza en mi hombro.
-Irónico, teniendo en cuenta que ya te dormiste, y de pie. –La cargué de nuevo. Esta vez sí pudo cambiarse. Yo tuve que irme a dormir en otra cama, porque se proclamó suma inquisidora de la mía y hasta me empujó.
Me acomodé en la cama mirando al techo, en ese momento la escuché en la habitación de al lado.
Hot sauce gipi dip that e
Nal ttara neon twist that e
Hot sauce taoreul ttae oh
Ipmasdaero golla ma dish¿Hot sauce a las tres de la mañana? Reí por lo bajo apretando los ojos y pasándome la mano por la cara. Me abrió a puerta del cuarto. Me iba a hacer el dormido para ver que hacía, pero la risa no me dejaba. Estaba haciendo un baile sutil de diva triunfadora frente a mi.
-Me abandonas y luego te burlas de mí. –Refunfuño acostándose a mi lado.
-Tú me botaste, yo no te abandoné.
-Ah sí, porque en mi casa hago lo que me da la gana, sí. –Se abrazó a mí.
-Es verdad. –Le di la razón. – ¿Te gusta la salsa picante? –Me miró risueña. -¿En qué pensaste cuando te dije salsa picante?
-En el número ocho.
-Ay por Dios. –Duérmete. La abracé con fuerza. No quería soltarla nunca. Con esa pequeña cabecita pervertida. Dormimos bastante cómodos tomando en cuenta la cantidad de veces que se dio la vuelta o removió las piernas entre las sábanas. Le escribí bien temprano a Azami, para calmar a la chica que dormía como tronco en el cuarto.
-Suki. –Después de media hora llamándola respondió.
-¿Qué? –Se sentó en medio de la cama con los ojos cerrados y el cabello revuelto.
-Tienes que irte a la casa de mi cuñada.
-Muhm…
-¿Me estás escuchando? –Me agarró del brazo para que me volviera a tumbar junto a ella, pero no la dejé. –A no. –La envolví en una sábana y me la llevé a la cocina, sentándola en una silla y poniéndole el desayuno delante. –Gen va a ver si estás en casa de Azami.
-¿Cómo? ¡Ay no, no, Azami y Johnny!
-¿Escuchaste lo de tu hermano?
-Ay ese me da igual. Me preocupa ella.
-No creo que debas preocuparte, porque cuando hablé con ella aunque no me dijo en si lo que había sucedido parecía estar bien.
-Yo hasta que no la vea no lo creo. Si Johnny le puso un dedo encima, haré puré de estadounidense.
-Todos lo haremos. Especialmente Taeyong.
-Ay esos dos. ¿Por qué no se casan ya? –Reí encogiéndome de hombros.
-Anoche. Bailaste Hot sauce para mí. –Se atragantó.
-¿Que hice qué?
-Y dijiste que la casa era tuya y usaste el yacusi, mojaste el piso y querías ir a la cama no precisamente a dormir.-Me miró conteniendo la risa.
-Mentira.
-Fuegos artificiales… Wiii. –Repetí los movimientos de sus manos la noche anterior.
-Lucas tiene que parar de juntar bebidas. –Reímos.
