²⁵ Quédate

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"Me haces sentir como
que no puedo vivir sin ti.
Que me lleva a otro camino.
Y quiero que te quedes"
~Rihanna.

Zayn

No recuerdo haberme herido en la caravana como para terminar en la camilla de la enfermería del ejército, pero aquí estoy. Soy consciente nada más de las últimas cosas que dije porque, a pesar de estar bajo los efectos del alcohol, al parecer ya podía razonar. Pero razoné con el corazón y no con la cabeza como lo suelo hacer de costumbre.

Maldición. ¿Por qué tuve que abrir mi boca? Seré idiota. Esto me pasa por no ingerir nunca en mi vida alcohol hasta ese momento.

—No hay rastros exactos de la causa del desmayo —le explica la enfermera a Blair, que está a mi lado. No me hace falta abrir los ojos para saber que se halla mirándome con preocupación. No pienso hacerlo hasta saber cómo enfrentarme a lo que le dije. ¿Debería hacerme el gilipollas y fingir que no me acuerdo de nada? No, basta, tengo veinte años. No debo pensar con la polla. Debo actuar de una forma madura—. Podría ser por problemas del corazón, por calor, desidratación, alguna medicación o angustia.

¿Angustia?

—¿Angustia? —pregunta la de pelo azul como si me estuviera leyendo el pensamiento.

—Algo que lo atormente y que no lo diga —le explica—. Si no proyectas la angustia tu cuerpo lo hace por ti pasándolo a síntomas físicos.

No me cabe duda de que Blair ya la está analizando, curiosa.

—¿Y por qué cree que se puede llegar a sentir él así? —su voz suena grave, pero no tanto como la suele forzar a menudo.

—Eres nuevo, ¿verdad? —cuestiona la señora acertando.

—Sí, empecé hace tres meses —dice bajando la voz.

¿Es decir que ya hace dos meses que convivo con ella y que guardo su secreto? Maldita sea. Todo desde que ella llegó pasó en cámara rápida. Cada vez falta menos para la guerra anual. Cada vez falta menos para todo.

—Es decir que no sabe lo que ocurrió hace un año con el capitán Rogger —murmura chismosa y casi me agarra un paro cardíaco.

—¿No? ¿Qué sucedió?

No es el momento.

Me siento en la camilla como si fuera un muerto reviviendo de su tumba, haciendo que ambas se callen y me observen sorprendidas, anonadadas por mi reacción.

—Hola —las saludo, cordial—. Ya me siento mejor. ¿Nos vamos, Samuel?

Ella apoya una mano en mi pecho y me tira hacia atrás.

—Nada de irnos hasta saber porqué le ha ocurrido esto —me regaña como si fuera mi madre.

Debo inventarme algo.

—Fue por el alcohol —digo apresurado—. No estoy acostumbrado a tomar y me causó un efecto secundario. Ya.

Blair sabe a la perfección que hay algo detrás de mis palabras. Y no es tonta, también es consciente de que hay algo que le estoy ocultando. Por mi parte, solo puedo decir que de verdad quiero contárselo, pero aquí no. No me siento listo. Me gustaría estar a solas con ella y poder hablarlo como dos personas maduras porque no me pone feliz ver como nuestra relación se deteriora por culpa de la falta de comunicación.

Besos en Guerra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora