⁵ Yin Yang

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"Si tú me dejas, 
no habrá preguntas,
solo respuestas"
~Morat.

—¡Más fuerte!

Mi puño cerrado impacta en el medio de la enorme barriga del asiático simpáticon con el que el rubio me envió a entrenar en la alarma de combate de hoy. Lo peor de todo es que él no parece para nada afectado a pesar de toda la fuerza que ejerzo.

—¿Cómo dijiste que te llamabas? —le pregunto antes de seguir lanzando puños por lanzar.

—Grillo.

—¿Cómo el bicho?

—Sí, mi madre siempre decía que a mi lado siempre tenía suerte y... —Mi puño roza su cara—. Oh, eso estuvo cerca.

Él me devuelve el golpe con una patada en la parte trasera de mi rodilla, dejándome tirada en el piso, otra vez.

—Debes dejar de hacer eso —le reprocho sacudiendo mis manos, llenas de tierra. 

—Venga, levántate.

Me tiende una mano, pero por puro orgullo termino levantándome con una sonrisa, como si ese dolor que tengo en las nalgas no fuera para nada irritante.

—No dolió —miento.

—Claro que no —me sigue la corriente, Grillo.

Intenta volver a atacarme, pero esta vez lo esquivo a la perfección y su mano queda dentro de la mía.

—Buen intento —murmuro con aire de victoria.

—Suerte de principiante —menciona Zayn que, al parecer, estaba observando la última batalla con cierto mal humor.

Suspiro con disimulo y abro la boca:

—Lo he defendido a la perfección.

—Y también te has caído a la perfección —remata sin hacer ningún gesto.

Al parecer llevaba más tiempo de lo que pensaba viendo nuestra dupla. Creí que no se centraría tanto en grupos particulares. Está lleno de subgrupos para ojear, de hecho, hay más de veinte. Y justo tiene que venir a ver cuando me doy el culo con el piso, joder.

—No lo ha hecho tan mal, señor —dice con una gran velocidad, Grillo.

—Ahora la verdad —reclama el rubio.

—Lo ha hecho como el culo.

Juro que hasta el día de hoy creía que él dicho de "asesinar a alguien con la mirada" era mentira, pero no, lo estoy usando justo ahora. Y me atrevo a decir que es hasta divertido, o quizás no tanto.

—Al menos puedo defenderme algo.

—¿Eso le dirás a los refugiados cuando intenten asesinarte? 

—No.

—¿Y qué les dirás entonces?

—Nada porque los mataré yo antes.

Besos en Guerra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora