Capítulo 6

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310 por primera vez en su vida había tenido un buen sueño, sueño que por alguna extraña razón incluía a la humana que se encontraba con él.

Había dormido tan profundamente que su cuerpo se sentía menos pesado, su mente más ligera y sus sentidos los sentía más despiertos como si siempre hubiesen estado apagados.

Su nariz podía sentir toda clase de olores a la perfección, sus oídos captaban con más atención los sonidos y su vista se había aclarado más de la cuenta permitiéndole ver hasta la cosa más mínima.

Si, lo que necesitaba era poder descansar bien y tener a su organismo fuera de sedantes para que sus instintos gatunos y su lado animal se despertaran con más fuerza.

Pero ese sueño se vió interrumpido con aquél toque que hizo a su cuerpo reaccionar y su instinto activarse.

Peligro, gritaba su mente.

Peligro.

Su mano se enroscaba con más fuerza sobre la cosa insignificante debajo de él.

Tenía que acabar con aquello antes de que lo alcanzara.

Antes de que le hicieran daño.

310 estaba fuera de control con el engaño de su mente haciéndole creer que tenía en sus manos a uno de los muchos humanos que intentaron hacerle daño siempre.

—Por favor.

Un pequeño gemido en forma de súplica lo hizo volver a la realidad, dándose cuenta que a quién estaba en sus manos era a la débil humana que compartía espacio con él.

De inmediato la soltó observando como su cuerpo caía inerte al piso.

Su cuerpo no se movía y sus ojos no se abrían.

Vagos recuerdos de él asesinando a unos de los guardias tiempo atrás viajaron a su mente.

Pero seguido de eso también recordó el fuerte castigo tan doloroso que recibió de la hembra.

No quería volver a ser castigado.

No, otra vez no.

Sus manos jalaron sus cabellos en desesperación, ¿La había matado? No, no, no, no, no.

Caminaba en círculos frente a la humana esperando que vinieran por él, que lo castigarán por esa acción, pero su cuerpo también estaba listo para pelear, para salvarse.

Después de muchas vueltas y fugaces miradas hacia la hembra que seguía en la misma posición nadie fue allí a buscarlo.

¿Que es lo que debía hacer?

Se arrodilló frente a la humana y acercó su rostro al de ella, escuchaba muy suave su respiración, era un sonido muy lento y lejano, era como si estuviera pero a la vez no. Prestó más atención y también escuchó el lento vaivén de su corazón golpeando su pecho.

310 sintió una ráfaga de felicidad invadirlo.

Estaba viva.

La hembra aún vivía.

Miró con más atención a la humana frente a él y le resultó muy tierna, detalló su cabello rojo como la sangre y sus manos picaron por tocarlo, no se resistió y pasó sus manos muy suave por este, luego miró su rostro, pequeños puntos adornaban sus mejillas y su pequeña nariz, tenía pestañas rojizas y largas y se detuvo más de lo debido en los labios entre abiertos que soltaban suaves suspiros de aire.

Su ceño se frunció, esta humana era mucho más bonita que la otra.

Le gustaba más que la otra.

Y su olor, ese olor dulzón que lo había calmado y hecho dormir lo volvió a invadir.

Siguió observandola un rato más sin detenerse, no podía dejar de verla, no quería. Sentía una especie de tranquilidad y eso le gustaba.

La hembra abrió los ojos y lo primero que vió fué el rostro del hombre que la quería matar, soltó un gran grito retrocediendo con miedo.

Sam se resguardó en un rincón subiendo sus piernas hasta su barbilla y abrazandose como si eso fuera a protegerla, se dió cuenta de lo que era capaz de hacer el gigante frente a ella, era capaz de matarla con una sola mano y aún no estaba lista para morir.

310 la miraba con dolor, no quería que ella le tuviera miedo y ese sentimiento se acentuó en su pecho, en el sueño que había tenido con ella, vió su cuerpo tendido en el suelo con su cabeza sobre sus piernas mientras ella tarareaba algo con la boca y lo miraba con cariño mientras le sonreía y acariciaba su cabello.

La sensación que tenía en ese sueño era muy diferente a lo que sentía siempre, se sentía en paz, sentía que estar recostado en las piernas de la humana era su lugar seguro.

Pero ahora, todo era distinto, porque la humana frente a él lo miraba con terror, esa mirada lo hacía sentir un... ¿Monstruo?

No quería ser un monstruo, no para ella.

No sabía que es lo que le pasaba, pero esta humana temerosa frente a él le hacía sentir cosas extrañas, solo llevaban unas horas encerrados en el mismo espacio, no es posible que se sintiera así tan pronto.

Intento acercarse pero las palabras que escuchó se lo impidieron.

—No me mates por favor, yo... Lo siento, no quise acercarme a tí, ni... Mucho menos tocarte, solo quería llegar a la cama y recostarme, estoy muy cansada, me siento muy cansada, solo quiero dormir. Por favor no me hagas daño, yo tampoco quiero estar aquí contigo pero era eso o que me mataran, por favor no me hagas daño. No me entrometeré en tu camino lo juro, solo has de cuenta que yo no estoy aquí.

Sam habló tan rápido que a 310 se le complicó un poco poder entenderla, soltó las palabras de golpe sin detenerse a respirar y solo cuando terminó se echó a llorar.

—Yo... — 310 carraspeo buscando la manera de expresarse, él entendía las palabras y comprendía todo cuando le hablaban, pero una cosa era entenderlas y otra muy difícil decirlas, en su mente comenzó a buscar las palabras adecuadas — Yo... No... Hacerte daño.

Sam se estremeció ante las palabras del hombre, su voz era gruesa y rasposa y la mirada cautelosa que le dedicaba la hacía dudar un poco.

—No... No te haré daño — Volvió a repetir 310 con más convicción, esta vez se alejó hasta sentarse al otro rincón lejos de ella, recostó su cabeza en la pared y cerró los ojos, sus sentidos estaban puestos en la hembra, escuchando su respiración que poco a poco se calmaba y como su corazón galopeaba con calma, aspiró con fuerza su olor queriendo llenar sus fosas nasales de él y que nunca se fuera.

Sam seguía en el mismo sitio pensando en que debía hacer, lo que le había dicho y por la forma en que la miro le hizo creer que no era su intención hacerle daño.

Pero aún así no podía confíar del todo, tenía que andarse con cuidado y una vez más las palabras dichas por aquella mujer volvieron a sonar en su mente.

Seducirlo y embarazarte.

Mientras más rápido lo hagas, más pronto saldrás de ahí.

Pero, ¿Como hacerlo? ¿Como se supone que lo seducira? Es un hombre demasiado temible y muchisimo más grande que ella. Pero también está el hecho de que quizás él la rechace, entonces, igual la matarían por no ser suficiente ni cumplir con su tarea.

Sam recostó su cabeza entre sus rodillas pensando, poco a poco sus párpados se fueron cerrando hasta caer en la oscuridad.

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Creo que no será una tarea fácil para Sam cumplir con lo que le ordenaron, ¿O si?

Por otro lado para nuestro Felino es demasiado confuso compartir espacio con alguien que solo esta ahí con él, acompañandolo y que no intenta hacerle daño. No está acostumbrado a tener compañias. ¿Que harían ustedes en una situación así? Los leo 👀

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Experimento 310.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora