310 se encontraba fuera de control, había visto como la repugnante hembra había golpeado a Sam y como el miserable humano la sujetaba con fuerza.
Su instinto decía que debía asesinarla, asesinar a todo aquel que osara de ponerle sus feas manos a la hembra, a su hembra.
Porque sí, 310 se había dado cuenta que aquella hembra que lo volvía loco y a la vez lo tranquilizaba con su dulce aroma era suya.
Comparado con el olor que soltaba la rubia el de Sam era mil veces mejor.
El de la rubia era asqueroso mientras que el de Sam era dulce como el caramelo.
Había tardado en darse cuenta pero ahora que había descubierto que la hembra le pertenecía no dejaría que le hicieran daño.
Nadie tenía el derecho de tocarla y mucho menos dañarla.
310 apretó con fuerza el cuello de la rubia haciéndola boquear en busca de aire.
No se dió cuenta del momento en que unos guardias ingresaron al lugar con armas en manos y apuntándole.
Su concentración estaba en acabar con aquella mujer que durante años se empeño en hacerlo sufrir.
Aún cuando era un cachorro aquella malvada hembra no tuvo piedad por verlo retorcerse y rogar porque lo dejarán en paz.
Entonces, ¿por qué el debía tener piedad con ella?
—Sueltala animal. — Ordenaron uno de los guardias pero el Felino no escuchaba.
—Por favor no lo lastimen — Lo único que se escuchaba en el lugar era el llanto descontrolado de Sam — Dejenlo, no sabe lo que hace por favor, no le hagan nada.
—¡Cállate! Que si no te hubieses puesto de heroína a querer desconectarlo nada de esto estuviese pasando, todo esto es tu maldita culpa niña.
Las palabras gritadas de Smith hicieron encogerse en su lugar a Sam que se sentía ya ahogada por el llanto, pero como pudo logró decir.
—No me echen la culpa a mí cuando ustedes son los monstruos con todo lo que le hacen.
—Dije que te calles.
En ese momento se escuchó un disparó que le abrió los ojos de par en par a Sam asustada, los ojos del Felino se concentraron en ella y pudo notar como estos le transmitían dolor.
Un dolor que ella pudo sentir a la perfección.
Segundos después el cuerpo de Mónica cayó al suelo tosciendo y tocandose el cuello buscando de respirar.
Todos estaban alertas y Sam aprovechó esa distracción para soltarse y correr a sujetar a 310 que en ese momento había caído de rodillas.
Ambos tocaron el piso y Sam como pudo sujetó su enorme cuerpo para que no se cayera.
Era algo totalmente difícil por la diferencia de tamaños pero no iba a dejar que se siguiera lastimando, su mano se posó a un costado de la costilla derecha del Felino donde la bala lo había atravesado.
Los ojos de 310 en ningún momento dejaron de verla y podía sentir la desesperación de Sam junto con su corazón rompiendose, sentía dolor, demasiado dolor, pero más fuerte era el sentimiento de verla a ella sufrir por él.
—¿Que le han hecho? ¿Que le hicieron? por Dios, ¿Como fueron capaces? — Las manos de Sam presionaban con fuerza intentando parar el sangrado y veía como nadie movía ni un solo dedo por hacer algo — Ayudenlo por favor, hagan algo, salvenlo.
—Todo esto es tu culpa, lo que le está pasando es tu maldita culpa.
Mónica presionaba botones en una máquina como loca, ordenó que levantarán el cuerpo del Felino que ya estaba inconciente y lo volvieran a conectar, ella tampoco quería que las cosas se dieran así y tampoco quería verlo morir. Aunque sabía que 310 era más resistente y fuerte de lo que se veía, una leve esperanza tenía por volver a salvarlo como tantas veces lo hizo en el pasado cuando los experimentos en él no funcionaban.
—Dejenlo, ¿que hacen par de imbéciles? Deben salvarlo, curarle la herida y parar el sangrado.
Todos intentaban volver a colocarle la intravenosa y conectarle los cables, pero esa misión se estaba volviendo complicada cuando una desenfrenada Sam volvía a quitarselos.
—No, no, no por favor no se lo vuelvan a colocar eso lo matará. Por favor no lo hagan.
—Necesitamos que te quites del medio y nos dejes trabajar.
Unos brazos la sujetaron alejandola del cuerpo inconciente de 310 y Sam frenética intentaba soltarse.
—Que trabajo ni que nada, Ustedes lo van a matar, quieren matarlo.
Mónica se giró furiosa y le soltó una bofetada seguida de un jalon de cabello, había perdido totalmente la paciencia con esa mocosa que lo que hacía era complicarle cada vez más las cosas.
—Déjame hacer lo que sé hacer. No te hagas de héroe porque él no te necesita, lo he cuidado por 25 años y lo seguiré haciendo, en todo este tiempo tú ni sabias de su existencia ¿Y ahora quieres protegerlo? No seas imbécil niña.
La respiración de Sam era irregular, su corazón latía acelerado y ya casi ni podía hablar mi respirar por los hipeos de tanto haber llorado, era cierto lo que decía la Rubia pero también era cierto que mientras ella estuviese ahí no permitiría que le siguieran haciendo daño.
—No se que esperas Smith para llevartela. Te dí una orden y no veo que la estés cumpliendo.
—Si señora de inmediato — Sujetó a Sam con fuerza del brazo y la arrastró hasta la salida. — Camina rápido.
Sam intentaba resistirse y con cada intentó para que el hombre la soltara era un nuevo apretón de él, ya su brazo dolía por los empujones que este le daba.
Caminaron por un largo pasillo a mano izquierda y atravesaron una puerta de metal.
Sam se fijó que dentro de esta no había luz, todo era oscuridad absoluta y Smith la empujó hasta hacerla caer.
Luego cerró la puertas trás de ella y se dirigió a una mesa donde una pequeña lámpara se encendió y se dió cuenta que había una mesa con muchos artefactos sobre ella, Smith agarró un pequeño látigo y luego se aproximó a ella arrancandole el vestido de un tirón para luego levantarla y amarrarle las manos en una cuerda que colgaban del techo.
—¿Que me harás? ¿Que piensas hacerme? — Sam estaba asustada, más bien aterrada y nunca en su vida se había visto en una situación como aquella.
—Te haré respetar y que no olvides tu posición dentro del laboratorio. Aquí no eres nadie.
Las lágrimas volvieron a surgir sin parar y sin darle tiempo a reaccionar el primer latigazo cayó sobre su espalda.
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Ay Dios, mis bebés están sufriendo 🥺 Ojalá alguien los encuentre y los saque de ahí.
No olviden dejarme su voto y nos vemos en la próxima 😉
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Experimento 310.
Fantasy310 poco a poco iba dejando de lado su humanidad dándole paso solamente a su lado más salvaje. Encerrado en un laboratorio 310 ya no era humano, ya no razonaba ni pensaba. Lo habían convertido en un animal sediento de sangre, sediento de ira y ya...