Sam llevaba una hora ya dormida dentro de la bañera, 310 en ningún momento se despegó de ella e incluso estaba absorto viéndola dormir.
Había lavado cada esquina de su cuerpo con suma suavidad hasta que poco a poco fué cayendo en la inconsciencia, la fiebre había bajado por completo pero el felino aún se encontraba preocupado por las heridas.
Sam no tenía su sangre, ni su ADN para regenerarse en seguida, y eso era algo que le preocupaba demasiado.
310 soltó un resoplido, ¿Que debía hacer? No lo sabía.
Pero lo primero, sería levantarse y sacarla de allí, los deditos de sus manos donde en vez de garras eran simples uñas estaban muy arrugados como pasitas, igual que sus pies.
El felino pudo apreciar más de cerca la belleza de la humana, sus mejillas estaban rojas como la sangre igual que su cabello como el fuego, sus pequeños labios rosados y sus espesas pestañas y cejas igual del color de su cabello.
Todo en ella era una mezcla de fuego y sangre y ese color le gustaba.
Siguió admirando a su hembra bajando la mirada hasta encontrarse con los pechos de Sam, Eran pequeños y blancos como la leche con la aureola rosada y un puntico de pezón.
Su hembra era perfecta y por un momento deseo mirar más allá, pero el agua le impedía mirar aquello que ya consideraba suyo y que en cualquier momento cuando la humana se sintiera mejor la iba a poseer reclamando todo lo que le pertenece.
Alejó aquellos pensamientos impuros de su mente, no podía creer que estuviese pensando cosas así cuando su hembra estaba lastimada y antes de que su verga se endureciera se puso de pie tomando a Sam en sus brazos para llevarla a la cama.
Aspiró su aroma que ahora que se encontraba limpia se sentía más fuerte, ya no había rastros de los humanos y de inmediato se arrepintió, había creído algo que no era, pensó que como tenía el olor nauseabundo de aquél humano era porque se habían apareado, pero cuál equivocado estaba, ese miserable humano era el culpable de que su hembra estuviese tan mal.
Al recostarla, un siceo lo puso en alerta, la humana comenzó a quejarse de nuevo y rápidamente le dió la vuelta dejando su espalda al aire, Sam al sentir el alivio se Acurruco entre las sábanas y siguió con su sueño.
Una sonrisa se instaló en el rostro de el Felino, era preciosa y le resultaba encantadora y tierna.
Volvió a mirar las marcas en su espalda y suspiró, de nada servía enojarse pero no podía evitar la culpa que lo carcomía por dentro, tarde o temprano todo aquel que se había atrevido a lastimarla lo pagaría caro y eso sería en sus manos.
En ese momento un pitido se escuchó sobresaltandolo, inmediatamente se puso en posición de defensa frente a la puerta.
Estaba dispuesto a pelear si fuera necesario.
No dejaría que nadie se acercara a su hembra, ni mucho menos que volvieran a herirla y de solo pensar en eso sus sentidos se activaban alimentandolo de ira.
La puerta se abrió y 310 no esperó ni un segundo para lanzarse a los humanos que ingresaban, no les dió tiempo ni de pensar cuando con sus colmillos y garras buscó el cuello de sus contrincantes, eran dos y los mató como hormigas.
Una luz roja junto con el sonido de una alarma se activó y 310 que era sensible al ruido se arrodilló tapándose los oídos con ambas manos, su mente trabajaba a una gran velocidad pero algo se activó en él.
Debían salir de ahí.
Se dió la vuelta para cargar a Sam en sus brazos, dándose cuenta que se encontraba despierta y asustada, pero no era por él, era por el ruido ensordecedor, el Felino la levantó pero cuando se disponía a cruzar la puerta esta de inmediato se cerró.
Gruñó con fuerza y su garganta ardió.
Miserables humanos.
Asquerosos seres.
La ira volvió a recorrerlo pero las suaves manos que acariciaban su pecho lo hicieron relajar, bajó la mirada para encontrarse con la de la humana que lo miraba con cautela.
Ese simple acto lo calmó y una sonrisa se instaló en sus labios al verla despierta, sus ojos brillaban y eso no pasó por ser desapercibido por Sam.
Quién le devolvió la sonrisa sin dejar de mirarlo.
—¿Puedes bajarme? — Preguntó Sam con sus mejillas coloradas, ese era un color tan natural en ella y le quedaba maravillosamente bien.
310 volvió a la cama depositando a Sam con cuidado.
La humana frente a él al darse cuenta que estaba desnuda buscó algo con que taparse, la vergüenza se estaba haciendo presente y sentía todo su cuerpo arder pero no de fiebre, esta vez era de pena.
Recuerdos de las últimas horas volvieron, y otro sentimiento se despertó en ella mezclándose con los demás.
El cariño.
Sintió una mezcla de cariño al saber cómo aquél felino la había cuidado, había sido muy atento con ella y eso le gustó, le mostraba otra faceta de él a parte del agresivo y gruñon.
—Gracias. — Dijo Sam pero 310 que se encontraba de pie frente a ella fruncio el ceño — Por haber cuidado de mí, si no hubiese sido por tí fuera muerto por la fiebre.
Un bufido salió de sus labios, esa humana no entendía que para él eso no era nada, era su deber como macho de cuidar y proteger a su hembra.
—Hace un momento, ¿que intentabas hacer? — Preguntó Sam para acabar con la tensión que se había levantado y la hacía sentir incómoda.
—Escapar — Dijo 310 simple. Sam Miró a su alrededor dándose cuenta que había sangre en el piso pero no habían cuerpos. Volvió su mirada al felino y este igual estaba con sangre.
—¿Por qué... Tienes sangre? — Volvió a tantear la zona haciéndo otra pregunta.
—Porque los maté.
—¿A quiénes?
—Los humanos.
Esta vez fué el ceño de Sam el que se frunció, no sabía el significado de aquellas palabras.
—Pero... ¿Por qué?
—Porque... Venían a hacerte daño.
Sam analizó las palabras del felino, se dió cuenta que ya no tartamudeaba como antes y las palabras se le entendían con más claridad.
—Entonces... Mmm, gracias.
—¿Por qué? — Preguntó 310 sin dejar de mirarla.
Todo lo que hacía esta humana para él era extraño, actuaba diferente a los demás y ese comportamiento a él le cautivaba.
—Por protegerme.
—Es mi deber.
—No, no es tu deber pero igual gracias.
—Eres mi hembra y mi deber como tu macho es cuidarte y protegerte.
Esa confesión sorprendió a Sam. ¿De qué hablaba ahora?
¿Macho?
¿Hembra?
.............
Buenooooo, Nuestro felino ya le confesó que es su hembra.
Ahora lo importante, ¿Como reaccionará Sam? 😏
No olviden dejarme su voto y comentario con mucho amor para seguirles consintiendo con más capítulos 😉
Nos vemos en la próxima felinos 👻
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Experimento 310.
Fantasy310 poco a poco iba dejando de lado su humanidad dándole paso solamente a su lado más salvaje. Encerrado en un laboratorio 310 ya no era humano, ya no razonaba ni pensaba. Lo habían convertido en un animal sediento de sangre, sediento de ira y ya...