Cap. 14

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-¿Qué? - Sam no cabía del asombro ante tal acusación ¿Como se atrevía a decirle aquello? ¿Quien se creía? ¿Acusarla de acostarse con alguién? ¿en serio? -¿Por qué preguntas algo así? - Volvió a preguntar levantándose.

De pronto, se sentía molesta, aquél miedo de hace unos segundos se fué con aquella confesión, se sentía herida sin saber la razón y eso la estresaba porque aún no entendía su sentir hacia el macho frente a ella.

Y sí, Sam ya había aceptado que 310 no era un hombre ni un humano normal.

De igual forma se le plantó al frente con sus brazos en jarras esperando respuesta, se sentía enojada y ya no le importaba que 310 pudiera lastimarla.

Sam se sentía en un sube y baja, había momentos en donde se sentía temerosa y comenzaba a llorar y en otros momentos se sentía con la suficiente fuerza para hacerle frente al problema, eso incluía enfrentarse al macho.

Todos esos sentimientos locos que tenía revolvían su cerebro, y sus emociones estaban indecisas sin decidirse con cuál sentimiento quedarse.

Porque el Felino frente a ella le hacía sentir muchas cosas, desde el enojo hasta la tristeza, desde el miedo hasta la preocupación.

Se estaba convirtiendo en una persona Ambivalente.

Algo que nunca le había pasado, porque siempre tenía en claro sus sentimientos hacia algo o alguién.

Pero con 310 era totalmente distinto, no lograba encontrar el verdadero sentimiento a todo esto, porque le hacia sentir de todo un poco en cuestión de minutos.

Así que estaba en frente esperando respuesta con su ceja alzada y su mirada fija en el felino, sus músculos dolían pero ella intentaba ignorar aquello pero el fuerte ardor en la espalda al moverse sin querer la hizo doblarse y soltar un gemido de dolor, se había lastimado haciendo un movimiento brusco al levantarse, por un instante se había olvidado por completo de su condición y del hecho de que estaba herida.

310 al escuchar los quejidos de la humana se apresuró a intentar ayudarla pero las cadenas que lo retenían impedían que se acercara más, su frustración se hizo presente sin poder hacer nada.

A pesar de sentirse celoso y enojado por descubrir que su hembra lo rechazaba, eso no le impedía que le siguiera importando, estiró su mano intentando tocarla o al menos que ella lo tomara y se acercara pero todo lo que hizo fué caer de rodillas.

Sam seguía quejándose y sentía que el vestido sucio que llevaba le quemaba la piel de la espalda, podía sentir la humedad deslizándose por su columna haciéndole entender que una de las heridas se había abierto.

Sin pensarlo dos veces se quitó el vestido quedando así desnuda, solo con unas bragas cubriendo su feminidad y sus pequeños pechos al aire, sintió un poco de alivio al sentir el frío recorrerla y soltó un pequeño suspiro buscando relajarse.

Respiraba con dificultad pasando el ardor, observó a su alrededor buscando algo con que limpiarse, al mirar se dió cuenta que no era la misma habitación esta era mucho más pequeña y el Felino frente a ella albergaba la mayoría del espacio, al otro extremo estaba una puerta que suponía era el baño pero debía pasar por el lado del felino que no dejaba de verla.

Sintió una especie de dolor en el pecho que la oprimía, sus ojos se aguaron por la presión pero en seguida se dió cuenta que no venía de ella si no más bien del macho arrodillado.

Era su dolor.

Pero.... ¿Por qué?

El Felino pudo oler la sangre que salía de la espalda de la humana a penas se quitó aquella cosa que la mantenía cubierta, se había quedado desnuda frente a él pero eso no le generó nada, su concentración estaba más en que su hembra estaba herida.

Experimento 310.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora