Capítulo 7

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A la mañana siguiente, Sam se despierta por el sonido de la puerta siendo abierta, al instante se pone de pie estando en alerta viendo a los guardias ingresar con las armas arriba apuntando a 310, tal cuál como habían hecho el día anterior, con la diferencia de que ahora ella se encontraba allí dentro.

310 se puso en modo de defensa pero sus intentos se vieron en vano cuando le lanzaron un dardo tranquilizador al cuello dejándolo inconsciente al momento.

Sam soltó un jadeo sorprendida al ver el cuerpo del sujeto caer dormido en un golpe seco al piso, sus ojos se dirigieron a los hombres que comenzaron a esposarle las manos y pies y entre varios lo cargaron para llevarselo.

—¿Que van hacer? ¿A donde lo llevan?

Ninguno respondió, solo se dignaron a salir y cuando ella camino detrás de ellos le cerraron la puerta en las narices.

Se quedó un momento pensativa sin saber que hacer realmente, ahora estaba sola y soltó un suspiro mirando a su alrededor.

Supongo que un buen baño no le hará mal a nadie.

Se dirigió al clóset donde saco un vestido rosa de flores y buscó unas bragas, luego se dirigió al baño donde llenó la tina de agua y entró sintiendo el frescor tocar su cuerpo, un gemido placentero se escapó de sus labios disfrutando la sensación, después de un rato comenzó a lavar su cabello y cuerpo con los productos que allí se encontraban, al salir envolvió su cuerpo con una toalla para secarse y luego colocarse la ropa.

Salió del baño sintiéndose más limpia, y se acostó en la enorme cama mirando al techo.

Recuerdos de sus padres la invadieron, momentos en donde fué verdaderamente feliz  y no tenía que preocuparse por morir.

Sus ojos se fueron cerrando, la tranquilidad de la habitación y el silencio total que la envolvía relajó su cuerpo.

Asi pasaron las horas y ella seguía igual, dando vueltas en la cama, de vez en cuando se levantaba, caminaba y se volvía acostar, sin saber porqué la preocupación empezó a invadirla, nunca le había gustado estar sola y ahora se encontraba más que sola con la soledad siendo su mejor amiga en ese instante.

La desesperación comenzó a tocar su pecho, no sabía que estaba pasando, ¿por qué se demoraban tanto? ¿por qué se lo habían llevado? ¿A caso habían encontrado a alguien que si pudiera hacer lo que ella tanto se estaba demorando en hacer? ¿Que harían con ella ahora?

Las preguntas llegaban como balas pero no se dió tiempo de responder cuando volvió a escuchar la puerta siendo de nuevo abierta, se levantó esperando ver a alguien para preguntar pero lo que vió esta vez la dejó en estado de shock.

¿Que le habían hecho?

Cuatro guardias ingresaban cargando con el hombre que se encontraba entre dormido y despierto, no tenían ni una pizca de delicadeza al tratar con él ni tampoco la tuvieron cuando lo lanzaron al piso como quien saca a la basura.

—¿Que le hicieron? — Preguntó con su voz entrecortada, el gigante a sus pies soltó varios sollozos haciendo que Sam se arrodillara frente a él sujetando su cabeza.

Volvió a mirar a los hombres que después de lanzarle a 310 una mirada de desprecio se fueron.

Sam volvió su vista al hombre herido debajo de ella y sintió impotencia, ahora entendía porque tenía tantas cicatrices si es que la gente de aquí lo maltrataban como si no fuera nada.

Sus manos no sabían en donde tocar para poder levantarlo, no quería lastimarlo más, y su mirada se dirigió a su rostro que se desfiguraba del dolor y cada tanto soltaba jadeos y sollozos.

Experimento 310.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora